miércoles, 22 de mayo de 2013
Liceo de Libertad. Material para 1er año
LOS PRIMEROS TIEMPOS
Origen del Universo
Uno de los científicos más renombrados actualmente, el físico inglés Stephen Hawking planteó la siguiente interrogante: ¿Tuvo el Universo un principio, y si es así, qué pasó antes de eso?
El filósofo y teólogo latino San Agustín (354-430), ya en la Edad Antigua se había formulado esta pregunta, y la contestó diciendo que el tiempo no existía antes del comienzo del Universo.
En la actualidad la teoría sobre el origen del Universo más aceptada científicamente es la del Big Bang (o la Gran Explosión). Como no se conoce todavía qué pasó antes del Bin Bang, se toma este acontecimiento como el inicio del Universo.
¿En qué consistió el Bin Bang? Según esta teoría, el Universo (es decir, todo lo que conocemos y que nos rodea) se originó en una gran explosión. Hace 13.700 millones de años, el germen de todo lo existente estaba concentrado en “algo” muy pequeño e inimaginable denso y caliente. Al explotar comenzó a expandirse y a enfriarse. Al principio la temperatura era tan elevada que la materia se agrupó en galaxias (como nuestra Vía Láctea), que a su vez dieron origen a las estrellas. Todos los demás elementos que conocemos se produjeron en los reactores nucleares que son las estrellas. Algunos astros a su vez han estallado (las llamadas supernovas) expulsando los elementos que constituyen la base de la vida conocida: el carbono, el oxígeno, el nitrógeno, etc.
Esto nos remite a la frase del investigador y escritor Carl Sagan: “Somos materia estelar, hijos de las estrellas”.
La Tierra
Podemos calcular el origen de la Tierra aproximadamente en unos 4.500 millones de años. A medida que se fue enfriando, primero se formaron capas sólidas y luego el agua. La Tierra tuvo –y continúa sufriendo- cambios en la superficie, por plegamientos que dan origen a las montaña; por proceso de erosión, que las desgastan; por sedimentación (acumulación de sedimentos), que transforma lugares antes cubiertos por agua en llanuras. También sufrió cambios de temperatura: hace dos mil millones de años, el agua estaba tan caliente que sólo podían vivir en ambientes acuáticos las algas microscópicas; en cambio, hace “apenas” 125.000 años, las bajas temperaturas produjeron las glaciaciones, o congelamiento de grandes masas de agua.
Evolución de la vida en nuestro planeta
La existencia de agua en nuestro planeta dio comienzo a la vida; en ella se combinaron distintas sustancias químicas produciendo moléculas de ADN (ácido desoxirribonucleico). Estas moléculas las poseen las características esenciales de la vida y son capaces de reproducirse a sí mismas y de cambiar.
Los primeros seres vivos que se formaron vivían, pues, en el agua, y eran unicelulares; luego fueron Evolucionando hacia formas más complejas.
Los orígenes del hombre
El hombre no desciende del mono, sino que pertenece al mismo orden biológico, el primate (orden de mamíferos que tiene cuatro extremidades, con plantas con cinco dedos y el pulgar oponible al índice, adaptado a la vida arborícola, con cráneo de notable volumen). Sus antepasados más lejanos fueron los pro-simios, insectívoros. Los parientes más cercanos del hombre son los primates antropoides (con forma de hombre): gorilas y chimpancés; los orangutanes se diferenciaron un poco antes.
El hombre fue evolucionando en diferentes especies de homínidos, que constituyen una familia dentro del orden de los primates. Los homínidos se caracterizan por su postura bípeda (en dos pies) erguida y por el gran desarrollo de la capacidad craneana; actualmente cuentan con un único representante vivo en la tierra: el homo sapiens moderno, o sea nosotros. Coincidiendo con la hipótesis de Charles Darwin sobre el origen africano del hombre, las últimas investigaciones afirman que nuestra especie surgió en África, hace por lo menos 120.000 años. Pero hubo formas (o subespecies) de homo sapiens más antiguas, como el hombre de Neanderthal, que no existen en la actualidad. Por eso científicamente se afirma que la raza humana actual es una sola, y se denomina homo sapiens sapiens.
Los homínidos, denominados australopitecos, fueron hallados en África oriental y sur. Los paleoantropólogos encontraron antiguos restos humanos fosilizados y los clasificaron de acuerdo a sus características, antigüedad, y al lugar en donde fueron hallados.
Los investigadores utilizan los conocimientos de las Ciencias Exactas y de la tecnología para conocer la antigüedad del hombre y las características del medio en que vivía. La fotografía aérea ayuda a localizar posibles yacimientos de fósiles en antiguos cauces de ríos y en llanuras de inundación.
Para datar (fechar) los estratos con fósiles, se talla una porción de piedra, se la cubre con cristal, y se la analiza en laboratorio mediante fusión por láser. Con este método se libera el gas argón; la cantidad de argón revela la antigüedad de la piedra y de los fósiles hallados cerca, con menos de uno por ciento de error de cálculo. El análisis del polen y del polvo depositados en el lecho marino cercano a la costa permite a los científicos conocer la vegetación y con ellas lluvias, temperatura y cambios climáticos de hace millones de años.
Los australopitecos fueron abandonando la vida arborícola (que vive en lo árboles) de sus antecesores (aunque todavía se refugiaban del peligro en los árboles) porque el caminar erguidos pudieron sobrevivir en distintos paisajes. La reconstrucción de su columna, y sus pisadas conservadas en ceniza volcánica desde hace tres millones de años, nos muestran grandes similitudes con los seres humanos, aunque los brazos fueran largos y las piernas cortas como las de los chimpancés. Con las manos libres, podían recolectar frutos silvestres, y practicar caza menor, por lo que desarrollaron una alimentación omnívora (que se alimenta tanto de vegetales como de animales). Tenían una capacidad intelectual que la diferenciaba de otros seres vivientes; vivían en grupos y habían creado un código de comunicación. Se defendían y atacaban con piedras, palos y huesos, y su forma de vida no era muy diferente de la de otros primates, porque en ese momento (entre cinco y tres millones de años) el continente africano estaba en su mayor parte cubierto de bosques (lluvioso y de transición).
Más tarde, África se enfrió y se secó, por lo que se redujeron los bosques de zonas lluviosas y fueron reemplazados en gran medida por extensas sabanas. En ese ambiente apareció el género humano, el homo, hace casi dos millones de años. La primera especie de hombre fue el homo habilis. Como su antecesor Australopiteco, era omnívoro y nómade, pero tenía una mayor capacidad craneana y sus restos están asociados a piedras talladas en una o ambas caras. Es decir desarrolló una industria lítica (piedra) sencilla, por medio de golpes, para obtener aristas cortantes o puntas. Los primeros restos se encontraron gracias a la gran acumulación de piedras en algunos lugares que evidenciaban no ser amontonamientos naturales; por eso se la denominó “cultura de guijarros”.
Los restos de homo erectus más antiguo pertenecen a África oriental y tienen 1,8 millones de años de antigüedad. Luego se fueron desplazando a Argelia, Marruecos y Sudáfrica; llegaron a Java (Indonesia, al sudeste asiático) y a China hace por lo menos un millón de años.
Es muy probable que haya coexistido –es decir, que hayan vivido al mismo tiempo- en distintos lugares, distintas especies de seres humanos.
Los homo sapiens neandertales surgieron hace unos 230.000 años y los primeros restos se encontraron en Neandertal (Alemania) a mediados del siglo XIX, por eso se le dio ese nombre. Pero también vivieron en otros lugares, entre España y Asia, desplazándose según lo hicieran las masas gigantescas de hielo de las glaciaciones. Los neandertales se extinguieron hace unos 30.000 años, pero ya habían surgido hacía tiempo los homo sapiens sapiens, que llegaron hace unos 40.000 años.
El Paleolítico
El Paleolítico abarca un extenso período desde que apareció el hombre en la Tierra hasta que aprendió a cultivar, hace unos doce mil años. En toda su primera etapa, el hombre vivía de la recolección de vegetales (frutos, raíces, tallos, hojas), de la caza y de la pesca, y a veces aprovechaba restos de animales muertos (es decir era carroñero). En un principio, atrapaba animales pequeños; luego fue aprendiendo a fabricar armas más eficaces y su caza fue especializada, pudiendo conseguir presas mayores. Como no producía alimento, se dice que su economía era parasitaria (por vivir de los demás, como los parásitos) e incluso en ocasiones depredadora (o sea que destruía más de lo que aprovechaba).
El hombre del paleolítico caminaba largas distancias en búsqueda de alimentos, y muchos grupos también fueron buenos navegantes. De este modo llegaron a Australia hace por lo menos 55.000 años (tuvieron que atravesar más de cien kilómetros de mar abierto) y a América hace como mínimo 25.000 (aunque hay grandes diferencias de datación en algunos restos por lo cual hay estudiosos que extienden la antigüedad a 60.000 o 70.000 años).
El clima global de la tierra se fue enfriando en los últimos cuatro millones de años hasta la actualidad. Sin embargo, el descenso de la temperatura no es lineal, sino que se han alternado épocas muy frías, en las cuales los glaciares avanzan –conocidas como glaciaciones- con períodos cálidos o interglaciaciones. La última glaciación comenzó hace un poco más de 40.000 años, y duró más de 30.000 años, ocupando los hielos todo el norte europeo: la mayor parte de gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Alemania, Polonia, Rusia, y la totalidad de las naciones bálticas (Suecia, Noruega, Finlandia, etc.) Los hombres de Neandertal vivieron durante unos 200.000 años cerca de los glaciares, ellos también se trasladaban. Hace unos 40.000 años los hombres modernos –homo sapiens sapiens- ocuparon Europa, tras haber logrado fabricar mejores útiles y desarrollado su lengua y su arte. Unos 10.000 años después de la llegada de homo sapiens sapiens, los neandertales se extinguieron por razones que se desconocen.
Las bandas o clanes a las jefaturas en el Paleolítico
El hombre es un ser social, porque puede desarrollarse plenamente en sus capacidades cuando vive con otros seres humanos, recibiendo, creando y transmitiendo cultura.
Cuando sus recursos eran escasos, el hombre vivía en grupos pequeños (probablemente conjuntos de treinta a cien personas), nómades (sin vivienda permanente), llamados bandas.
A América, por ejemplo, llegaron bandas de cazadores de mamíferos de gran tamaño, como el mamut, hoy extinguido, que luego se alimentaron de otros animales, como los venados, osos y castores.
En el momento en que la base para la organización de los grupos fue la relación de parentesco, se formaron los clanes. Esto implicaba una evolución en la sociedad, porque los seres humanos debieron tomar conciencia de su relación como familia, y unirse en muchos casos en torno a un antepasado común. Las comunidades que practicaban la exogamia (la unión entre miembros en distintos grupos, clanes o aldeas) como modelo cultural de parentesco, tuvieron mayor posibilidad de supervivencia que las sociedades endogámicas (casamiento dentro de una misma unidad social).
Esos lazos familiares entre aldeas les daban un sentimiento de identidad frente a otros grupos alejados, cohesionándolos en la lucha por los territorios más aptos, y adoptando rituales religiosos propios. En efecto, la exogamia favorecía la alianza entre grupos, y las bandas coaligadas quedaron en mejores condiciones para enfrentar y eliminar a otros grupos que, por no practicar uniones entre diferentes tribus, no hallaban fácilmente aliados.
A medida que las bandas iban calzando un mayor número y su organización se hacía más compleja aparecieron nuevas formas de organización como las jefaturas. ¿Cómo se dio ese proceso? El desarrollo de la horticultura y, después, de la agricultura produjo un cambio en la mentalidad de los poseedores de tal “descubrimiento”. El ser humano ya no pertenece a la tierra (como las bandas nómades creían y creen) sino la tierra en la que se asientan de manera estable comienza a “pertenecer” (como posesión al ser humano). El territorio a cultivar pasa a concebirse como propio hay que defenderlo de presuntos invasores, ya que en él se ha invertido un trabajo costoso: prepara el terreno para la siembra, escardándolo, desbrozándolo, talando árboles, luego plantando las semillas, regando la tierra, esperando los frutos… Esta compleja labor debe ser organizada por alguien, un líder o jefe, que cohesiona las tareas, las organiza y dirige, y que, seguramente en el sistema de “grandes hombres”, predecesor de las jefaturas organizadas, trabajará igual que todos o, incluso, más duro. Pero con el tiempo este “Gran Hombre” redistribuidor justo, comienza a quedarse más y a guardar el excedente, y a abandonar al trabajo físico. Sus éxitos en su tarea organizadora avalan y le permiten quedar exento de ese esfuerzo. Paralelamente a esto, el grupo ha ido aumentando demográficamente. Crece la población, hace falta más producción y, para ella, más mano de obra.
A partir de aquí comienza a visualizarse cierta especialización, tanto en el ámbito de trabajo como en el del poder. El excedente que la agricultura permite obtener y, muy importante, almacenar, es otro factor de suma importancia en el camino hacia la formación de los Estados originarios.
La cultura del paleolítico
Hace aproximadamente un millón y medio de años el homo erectus había descubierto el uso del fuego, y tallaba piedras. Formaba probablemente campamentos al aire libre (aunque también hubo grupos que ocuparon cuevas), desplazándose en las distintas estaciones según su necesidad de recolección o de caza.
Las comunidades que vivían cerca de las playas, construían viviendas de ramas, ya que el mar les proporcionaba alimentación durante todo el año y no debían trasladarse. Se encontraron habitaciones (fechadas en medio millón de años) de forma ovalada, de unos ocho metros de longitud por cuatro de ancho, con un hogar en el centro en forma de hoyo en la arena y rodeado por piedras. Los despojos hallados en los “basureros” o lugares donde tiraban lo que no les servía, permite ver que se alimentaban de elefantes, rinocerontes, jabalíes, tortugas y pájaros.
Los hombres de Neanderthal vivieron en épocas muy frías, por lo que buscaron refugio en cavernas, cuyas entradas cubrían con muros de piedra; en las cuevas más grandes construyeron habitaciones separadas, que calentaban con fogatas, de las que quedaron restos. Las grutas más pequeñas eran usadas sólo durante la noche, en cambio las más importantes construían viviendas permanentes durante todo el invierno. Esto se sabe por los restos: huesos de animales que les sirvieron de alimentación, o indicios de tallado de piedras. Con el sílex, piedra muy dura y muy difícil de trabajar, que desprendían en forma de hojas o trozos filosos (denominadas lascas), hicieron hachas de mano, puntas de lanza e instrumentos para cortar, despedazar y raspar. Los neandertales no tenían armas de distancia, por lo que salían a cazar animales grandes en grupo, rodeando a la presa, conociendo previamente sus costumbres y aprovechando su conocimiento del relieve. Es decir que eran seres sociales, que tenían un lenguaje con el que se comunicaban, aunque no fuera tan elaborado como el actual.
De esta época datan las primeras sepulturas, que al estar acompañadas por utensilios de su vida cotidiana, demuestran que estos seres humanos estaban desarrollando ideas o creencias sobre la vida más allá de la muerte. Los enterramientos, como toda la cultura humana, fueron evolucionando hacia formas más complejas: los muertos fueron acompañados por flores, por adornos personales y por estatuillas y grabados.
El arte paleolítico se conoce gracias a las pinturas rupestres (perteneciente o relativo a las rocas), de uno, dos o varios colores y grabados en las paredes de cavernas (arte parietal) o en elementos de piedra.
Las cuevas pintadas más famosas son las europeas, como las de Altamira en España y las de Lascaux, Cap-Blanc y Rouffignac en Francia, pero también se localizó arte rupestre de este período cultural en Asia, África, América y Australia. Además fueron encontrados grabados en caracoles, cantos rodados, huesos, astas (cornamentas) de renos y otros animales, estatuillas modeladas en cerámica y esculturas talladas en hueso, marfil, asta y piedra (arte mobiliar).
Estas obras de arte –algunas muy refinadas, de líneas estilizadas- demuestran la habilidad, el conocimiento técnico y el sentido estético de los hombres del Paleolítico, así como la necesidad de expresión de un pensamiento profundo o de una espiritualidad compleja. El sentido de las mismas sólo se puede deducir, sin tener certezas: es probable que las escenas de caza de las cuevas, o la representación de animales heridos, atacando o huyendo, tenga que ver con ritos propiciatorios (es decir, que favorezcan la caza); que las estatuillas femeninas (llamadas “Venus” por los arqueólogos) con busto y abdomen prominente estén relacionadas con ritos de fecundidad o con “diosas-madres”, pero tal vez sean la exteriorización de un sentimiento artístico que el hombre tuvo desde sus épocas más antiguas.
¿Qué sucedía en esta época en América?
Hemos dicho que el homo sapiens sapiens surgió en África, y desde allí se difundió a todos los continentes, llegando los primeros grupos a América hace por lo menos 25.000 años. Se calcula esto por la antigüedad de los restos hallados, y porque se seduce que muchas bandas de cazadores llegaron durante la última glaciación (que comenzó hace 70.000 años y se extendió hasta aproximadamente 20.000 años). En esa época, debido al congelamiento de grandes masas de agua, el nivel del mar descendió entre 45 y 50 metros, por lo que quedaron unidos Asia y América en la zona donde actualmente se encuentra el Estrecho de Bering, que tiene unos 90 kilómetros de longitud. El clima por la corriente marina cálida de Kuro-shyo que circulaba cerca; al no encontrarse con la corriente oceánica ártica por el descenso de las aguas, la zona tenía vegetación con árboles a lo largo de arroyos y lagunas. Esto permitió el tránsito de animales en busca de alimentos, y de seres humanos que los perseguían con el mismo fin. De este modo, América se fue poblando de norte a sur en distintas oleadas, llegando al actual territorio argentino hace unos 12.000 años.
Teorías del poblamiento de América
Para explicar el origen del hombre americano, hubo muchas teorías. Algunas, que afirmaban que el hombre había surgido en América (origen autóctono) ya fueron totalmente desechadas, porque partieron de errores de datación de los restos hallados. Por eso actualmente se sostiene que los hombres que poblaron América vinieron de otros continentes. Un conocido antropólogo checoslovaco (Alex Hrdlicka, 1869-1943) sostenía que todos los habitantes fueron grupos mongoloides asiáticos que cruzaron por el Estrecho de Bering hace unos 25.000 años en distintas oleadas. Pero otros antropólogos advirtieron la variedad étnica y cultural de los grupos que poblaron nuestro continente: no sólo vinieron bandas de mongoles y esquimales por el norte, sino que también llegaron comunidades de Indonesia, Malasia, Melanesia, Polinesia y Australia a través del Océano Pacífico, e incluso de Tasmania y Nueva Zelanda. Es probable que los indios canoeros de las islas de los canales fueguinos (sur de Tierra del Fuego e islas aledañas) hayan venido navegando con sus canoas entre los archipiélagos del Pacífico Sur y el rosario de las islas que acercan Antártida y Tierra del Fuego en una época climática más benigna; probar lo contrario (es decir, que canoeros cruzaron caminando desde el norte de América del Norte hasta los canales fueguinos y allí se adaptaron su cultura a un clima tan complicado como el del sur de Tierra del Fuego) es muy difícil.
Una evidencia de los desplazamientos de diferentes grupos humanos en distintos sentidos don las distintas contexturas físicas de los hombres que habitan América (todos homo sapiens sapiens, por supuesto). Como ejemplo de diversidad, podemos ver las diferencias de altura en el actual territorio argentino: algunas son personas muy altas, descendientes de tehuelches del sur (hombres que medían 1,80 metros, muy raro hace 600 años), otras son bastante altas como los charrúas (litoral del Uruguay), altas como los guaykurúes (región del Chaco), lule-vilelas (Tucumán), comechingones (Córdoba), onas (sur de Patagonia), araucanos (norte de Patagonia); bajas como los guaraníes (zonas del río Paraná desde Brasil al Delta), atacamas y diaguitas (noroeste); muy bajas como los yámanas (canales) fueguinos y los caingang (litoral).
El continente americano no estuvo aislado, como muchos creen, hasta la llegada de los españoles, sino que fue objeto de contactos con los otros continentes a lo largo de la vida del hombre. Si bien los grupos que llegaron luego de las primeras corrientes del poblamiento no fueron numerosos, quedaron en ciertas culturas algunas influencias, y algunos restos arqueológicos serían inexplicables sin tener en cuenta el contacto con otros grupos.
Para demostrar la factibilidad de migraciones aisladas, algunos científicos más aventureros probaron fabricar embarcaciones con materiales que podrían haber sido usados hace cientos o incluso miles de años, y con ellas cruzaron los océanos. Es el caso de los viajes del antropólogo noruego Thor Heyerdahl: en 101 días se trasladó con la balsa Kon-Tiki (1947) desde Perú hasta la Polinesia, y con la barca egipcia papiro Ra II (1970) navegó desde Egipto hasta Barbados (en el Caribe) en 57 días. También los navegantes argentinos de Expedición Atlantis (1984) utilizaron un barco de madera balsa para recorrer desde las islas Canarias hasta Venezuela en 52 días.
Los cazadores recolectores en América y la transformación de su cultura
Como en otras partes del planeta, los primeros habitantes del continente americano eran cazadores elementales, buscadores de comida y recolectores que usaban artefactos de piedra tallada por percusión (como hachas de piedra trabajadas en una sola cara) e instrumentos de hueso. Alrededor de 20.000 años antes de Cristo existían en América grupos de cazadores especializados que fabricaban puntas de proyectil, raspadores y buriles; se ubicaron en las praderas y se mezclaron con grupos de recolectores que habían llegado antes que ellos. Inventaron un lanza dardos o atlatl, que dio muchísima potencia y efectividad al lanzamiento de las flechas. Tenían suficientes conocimientos de la caza como para proteger sus presas –es decir, no matar crías ni a hembras preñadas- y utilizar a fondo cada pieza obtenida: carne, cuero, huesos, cuernos o marfil se los tenía, y hasta las pezuñas, que usaron como sonajeros o instrumentos musicales.
Con el tiempo el clima fue haciéndose más moderado, y por lo tanto cambió la vegetación y la fauna. Los hombres también modificaron su cultura, y hacia el 8.000 a. C. muchos pulían la piedra y elaboraban puntas de proyectil con pedúnculo, lo que facilitó su enastado (colocación en un asta o palo para fabricar flechas o dardos). El tipo de punta de flecha “cola de pescado”, contrariamente a lo que pasó con otros elementos, por los restos hallados aparece primero en Sudamérica y luego se difunde en Norteamérica. Muy características de Sudamérica son las boleadoras, que podían ser de una, dos o tres bolas de piedra; las más antiguas encontradas tienen unos 5.000 años de antigüedad, y se concentraron en llanuras, pampa o puna, porque su uso es posible sólo en lugares abiertos.
Muchos cazadores y recolectores se establecieron en regiones cubiertas de montes. En la puna se instalaron grupos cazadores de guanaco (de carne fibrosa, que todavía vive en estado salvaje en Argentina y Chile, aunque allí lo están domesticando ahora), llama (carne tierna, similar a la de cordero), alpaca y vicuña. También había recolectores de semillas de tierras áridas, que se adaptaron muy bien a la dificultad del medio.
Los recolectores de moluscos y cazadores de fauna marina vivían en los litorales marítimos y fluviales, aprovechando también la caza y recolección de huevo de las aves acuáticas y los vegetales del lugar. Muchas veces fabricaron sus anzuelos con espinas de pescado y usaron conchas marinas como utensilios; otros pescaban con arpón, cuya punta tallaban en piedra. Este tipo de pesca era individual. En las costas peruanas, en cambio, entre los años 3.000 y 2.500 a. C., desarrollaron la pesca en forma colectiva, con redes tejidas con algodón. La organización para su sustento les permitió formar poblaciones numerosas y estables a lo largo de esa costa del Pacífico.
La revolución neolítica
El concepto revolución expresa una transformación profunda en una sociedad determinada, que beneficia o afecta con sus innovaciones a grandes sectores de la población. Las revoluciones pueden ser políticas, sociales, económicas, culturales, tecnológicas… o confluir varios aspectos al mismo tiempo.
En el punto de “Periodizaciones” habíamos visto que en el período Neolítico los seres humanos aprendieron a pulir la piedra y a trabajarla más refinadamente. Pero éste es sólo el aspecto más visible dentro de la investigación arqueológica de esa etapa. Hubo otros cambios muy paulatinos y muy importantes que modificaron la forma de vida de la humanidad, como los siguientes:
• Los seres humanos pasaron a ser productores de sus propios alimentos; la depredación (es decir, la caza, la pesca o la recolección de frutos y vegetales silvestres) permaneció sólo como complemento no esencial para su subsistencia.
• Gracias a la obtención de comestibles sin tener que trasladarse, dejaron de ser nómades (es decir, sin vivienda fija) y pasaron a ser sedentarios, construyendo viviendas estables, juntas, para protegerse, primero en caseríos y luego en ciudades.
• Empezaron a cultivar más de lo necesario para alimentarse, a fin de guardar para años de magras cosechas, o para alimentar a los desvalidos, por lo que se produjo un excedente económico que permitió tener cierto tiempo libre.
• Aprovechando la tranquilidad de tener el sustento asegurado, los hombres pudieron inventar cosas que les permitieron vivir confortablemente. Pero para vivir en ciudades se hizo necesaria cierta organización, y entre los habitantes se destacaron líderes que se dedicaron a dirigir y a pensar, empezando a valorar más esta actividad que el trabajo puramente manual.
• Así surgieron tanto la división del trabajo como las clases sociales, de acuerdo con la tarea que debía realizar cada grupo de la sociedad. El hecho que hubiera una clase social dedicada a pensar, administrar, contabilizar (constituida por religiosos, científicos, legisladores, jueces, etc.) permitió a la comunidad organizarse políticamente.
• Y cuando una sociedad tiene organización política, económica y social suficiente como para vivir en ciudades, estamos hablando de una civilización. La palabra “civilización” proviene del latín civitas que significa “ciudad” y, de un modo global, se refiere a la totalidad de las características culturales que esa sociedad tiene: idioma, religión, arte, arquitectura, literatura, organización económica, social y política, costumbres, etc.
Cuando hablamos de revolución neolítica nos referimos a estas profundas transformaciones que hicieron que los primitivos grupos humanos nómadas dieran lugar a las primeras civilización.
El comienzo de la agricultura
La producción de alimentos pudo comenzar cuando los seres humanos observaron el ciclo de vida de vegetales y animales, y los fueron domesticando. Hablamos de domesticación cuando las especies son modificadas mediante el cuidado del hombre: la selección de determinados tipos de vegetales para su cultivo hace que estas especies se vayan alternando genéticamente y finalmente, sólo crezcan si son plantadas por el hombre. Por ejemplo, en América el maíz no existía tal como lo conocemos actualmente, sino que sería una forma mutada de otra planta, el teosintle, que tiene granos pequeños y no es tan útil para el hombre. Hay trescientas variedades de maíz, lo que demuestra que fue cultivado durante muchísimos años por pueblos diferentes. Los contactos de los pueblos entre sí, permitieron intercambiar los cultivos y adoptar los que se adaptaban a su medio ambiente. Ése es el caso de la mandioca, la batata, el maní o la piña, que originalmente eran las zonas tropicales húmedas de América, pero se adaptaron a las condiciones semiáridas de otras regiones; del mismo modo, los cultivos que comenzaron en zonas semiáridas, como el algodón, penetraron en la selva de las tierras bajas.
Entre los testimonios que indican el comienzo de la agricultura están los instrumentos de molienda: los morteros (o “metales” en América) y las “manos” o piedras para moler el grano (que también servían para triturar carne seca, huesos y frutas disecadas). Sin embargo, estos testimonios indican la probabilidad de la agricultura: antes de comenzar el cultivo, se debió consumir muchos años una determinada planta en estado silvestre, como para que un pueblo notase la necesidad de su cultivo. Además, antes de llegar a la agricultura propiamente dicha, muchas sociedades practicaron el cuidado de los vegetales que les interesaban: sin plantarlos, les quitaban las malezas que los rodeaban para que se desarrollen mejor y tengan frutos más grandes. Asimismo, en algunos casos se comprobó que inundaban la zona donde crecían estas plantas –mediante el desvío de algún arroyo o cavando canales-; es decir que practicaron formas de riego que luego siguieron utilizando.
La agricultura se desarrolló en América primeramente en las regiones andina, centroamericana, mexicana, algunas zonas bajas tropicales y en el Este de Norteamérica, surgiendo según los lugares hace 8.500 años, y en otros hace unos 3.500 años. Hubo pueblos que no cultivaron sino que simplemente recolectaban. Los instrumentos para la agricultura americana eran el bastón plantador, la azada (hecha con piedra labrada, o con omóplato de bisonte tallado, o de madera dura), y combinaciones de ambas. Las civilizaciones peruanas inventaron el chaquitajlla, que era una especie de arado-pala con la que se hacía un hueco para depositar las semilla; el rendimiento era muy superior a otras formas de siembra aunque requería mayor cantidad de mano de obra. El progreso de la agricultura se dio a lo largo de cientos de años, en las variedades de especies vegetales cultivadas, en el perfeccionamiento de la preparación del suelo, en el uso de abonos, en las técnicas de riego; en cambio, los instrumentos de labranza americanos siguieron siendo prácticamente los mismos a través de los siglos.
La ganadería
Hace unos 10.000 años ya existían comunidades que domesticaban animales. ¿Cómo saben los arqueólogos que los restos de animales encontrados pertenecían a animales salvajes o a domesticados? Porque, al igual que los vegetales, también los animales se fueron modificando genéticamente. Si no se hallan restos (como el caso de las abejas), se puede deducir porque se encontraron sus representaciones en estatuillas o pinturas.
Estos primeros pastores comenzaron a domesticar animales más fáciles de controlar, de hábitos gregarios (es decir, que viven en grupos y siguen a un líder) como las ovejas y cabras, cuya cercanía no representara un peligro para el hombre. Probablemente fueran matando a los ejemplares más belicosos, por lo que sus cornamentas se modificaron, e incluso las ovejas hembras tuvieron la tendencia a perder los cuernos.
Los primeros animales domesticados fueron la oveja (8.500 a. C., en Irak), el perro (8.400 a. C. en EE.UU.), la cabra (7.500 a.C., en Irán), el cerdo (7.000 a.C. en Turquía), el buey y la vaca (6.500 a.C. en Grecia y Turquía), el cobayo (6.000 a. C. , en Perú), el gusano de seda (3.500 a. C. en China), la llama (3.500 a. C. en Perú), el asno y abejas (3.000 a. C. en Egipto), el camello y el caballo (3.000 a. C. en el sur de Rusia y Ucrania), el dromedario (3.000 a. C., en Arabia Saudita), el pato (2.500 a. C. en el Cercano Oriente), las gallinas (2.000 a. C. en India y Pakistán), el gato (1.600 a.C. en Egipto).
DE LA ALDEA PRIMITIVA A LA CIUDAD ANTIGUA
Las primeras aldeas
Tanto los grupos nómadas como los sedentarios construyeron viviendas para descansar y/o refugiarse en ellas, y las hicieron agrupadas para poder protegerse mutuamente: así nacieron las aldeas. Los restos de chozas más antiguas nos muestran que eran circulares, pequeñas y fáciles de armar con palos entretejidos. Probablemente el hecho de establecer las comunidades en un lugar fijo, indujo a sus habitantes a hacer habitaciones más cómodas, más grandes y que tuvieran posibilidad de ampliar agregando cuartos: de este modo surgieron las casas rectangulares, de barro, con techos planos que podían ser usados como terrazas. Para proteger a la población y a sus animales domésticos, muchos poblados se rodeaban con murallas o empalizadas.
Por supuesto que los materiales de construcción dependían del medio geográfico: se edificaron cabañas de madera o de piedra, o chozas sobre pilotes de madera en zonas inundables (llamadas palafitos).
Transformaciones económico-sociales
Mientras se vivía al día, la vida era comunitaria, compartiendo las cabañas y la comida; las relaciones entre los miembros de la comunidad eran bastante igualitarias. Pero con los excedentes producidos gracias a la agricultura y la ganadería, y las viviendas o habitaciones por familia, se empezó a distinguir la propiedad privada de productos elaborados por cada grupo u obtenidos gracias al trueque o intercambio con otros artesanos. En estas aldeas había división de tareas, y se fabricaban potes y cacharros de cerámica, de mimbre, tejidos, abrigos con pieles, utensilios tallados en madera, hueso, marfil, piedra, etc. Pero más allá de las necesidades individuales o familiares surgieron necesidades comunales (murallas, puentes, canales para riego, graneros, defensa del territorio frente a otros grupos) que requerían organización para poder llevarlas a cabo. Los que se hicieron cargo de esa dirección (ya sea por su capacidad de liderazgo, conocimientos, habilidades, etc.) comenzaron a exigir privilegios (como no trabajar físicamente, ser servidor, recibir tributos de los trabajadores). De este modo se originaron clases dirigentes, cuyas características variaron según las particularidades de cada grupo: en algunas sociedades predominaron los sacerdotes, en otras los militares, los jueces o los grandes comerciantes. Para justificar sus prerrogativas se crearon mitos o historias fundacionales.
Conocimientos, técnica y tecnología
La revolución neolítica se produjo porque, gracias a la observación de la naturaleza, a la experimentación de los hombres y a la transmisión de sus conocimientos, las comunidades pudieron modificar su relación con el mundo natural. Al construir canales de riego, por ejemplo, ya no eran tan dependientes de las lluvias o las sequías para la cosecha de sus alimentos (aunque éstas influyan todavía en la producción mundial actual); las viviendas elevadas (palafitos) protegían a su familia, su descanso y sus bienes frente a los crecientes de los ríos o lagos; las murallas que rodeaban los poblados los resguardaban a ellos y a sus animales domésticos de los peligros que entrañaban determinados animales o de los ataques de otros grupos humanos.
En el Neolítico, con la seguridad proporcionada por la producción de alimentos y el amparo de casas más firmes, el hombre pudo ir creando nuevas técnicas, como la aplicación de fuego a la cocción de la arcilla para producir objetos de cerámica, la invención de la palanca y la rueda.
La tecnología (conjunto de conocimientos propios de un oficio o arte industrial) de la cerámica fue evolucionando: los hombres fueron discriminando entre distintos tipos de barro (más o menos porosos) y descubrieron que cuanto mayor era la temperatura a que eran sometidas las piezas de cerámica, mayor era su dureza y su resistencia. De este modo empezaron a observar que había minerales que se fundían con el calor, y aplicaron estos conocimientos para esmaltar sus vasijas. Paulatinamente fue surgiendo así la metalurgia: arte de extraer, purificar y trabajar los metales.
El cobre fue el primer metal trabajado, por ser más fácilmente maleable (es decir, que puede extenderse en láminas o planchas). Luego descubrió que éste aumentaba su dureza mezclándolo con estaño, y así surgió el bronce. Posteriormente aprendió a elaborar elementos con hierro, más resistente aun, por lo que los pueblos que lo trabajaron aplicándolo a armamentos tuvieron ventajas militares sobre otros, y pudieron someterlos aunque sus conocimientos en otras materias fueran inferiores
Con respecto a las lenguas de los pueblos que habitaron la región mediterránea, Europa, África del Norte, Cercano y Medio Oriente, la mayoría deriva de dos familias lingüísticas: la indoeuropea y la semita. El núcleo originario del indoeuropeo estuvo en el sur de Rusia, y la fase de dispersión se dio durante el Neolítico, debido a las invasiones a distintos territorios, al contacto comercial, y a las migraciones de distintos grupos. Los idiomas de raíz semita provienen de la región de Arabia, y son también muy antiguos. Tuvieron gran difusión con la expansión del Imperio Islámico entre los siglos VII y XIII.
FUENTE: “HISTORIA I” de Eggers-Brasss, Teresa y Derendinger, Federico. Págs. 19-44.
lunes, 3 de septiembre de 2012
Material para 2º año
EL GAUCHO
Ubicación geográfica y temporal
El gaucho pertenece por igual a las zonas ganaderas de la Argentina, Brasil meridional y Uruguay.
Puede asegurarse que su tipo primigenio nació en la Banda Oriental, a lo largo del siglo XVIII, pero no es un exclusivo personaje de nuestro repertorio humano.
Informe sobre el gaucho a fines del siglo XVIII
“(…) Libres pues, independientes de toda clase de potestad, acomodados a vivir sin casa ni arraigo, acostumbrados a mudar de albergue cada día, surtidos de unos caballos velocísimos, dueños de un terreno que hace horizontes, provistos de carne regalada, vestido de lo necesario con estar desnudos, y sobre todo manejando a su discreción de un tesoro inagotable como es el de los cueros, fácil de conocer el contento que dará esta vida a los que la disfrutan sin temor de pena alguna.”
Bien que mal el gaucho se había adaptado a la intemperie de tanto dormir bajo los rocíos o las heladas, cubierto apenas por un viejo poncho cribado por el uso, su cuerpo tenía una piel paquidérmica y un aguante a toda prueba. Pero el reuma entraba igual por la ancha puerta de agosto, y atenaceaba la tos en los montes húmedos y los mocos salpicaban las barbas y bigotes en las galopadas de los amaneceres.
El gaucho, aporreado por una madrastra cruel, soportó encogido como un bicho de monte las lloviznas mordientes de la mala estación, sudó la gota en los mediodías reverberantes, padeció enfermedades crueles, pagó en definitiva tributo a su vida errante, a su dieta carnívora y monótona, a su ignorancia de la higiene, a las espinas del tala, a las picaduras de la crucera, al quiste hidático, al carbunclo, a la rabia de los perros cimarrones después de la invasiones inglesas- a la parasitosis intestinales, a las vitaminosis del hambre oculta, a los piojos y pulgas, vinchucas y chinches, bichos colorados y alacranes de la tan ponderada madre Naturaleza.
Fue una víctima de su desamparo físico, de su orfandad tecnológica, de su vulnerabilidad orgánica.
El tipo gaucho no se explica solamente por la presencia del ganado, por la abierta pista de los pastizales, y por el complejo cultural del caballo.
No es un producto de la geografía, sino un detritus de la economía y la estratificación clasista coloniales; no es un señor sino un paria.
Los antepasados del gaucho y el gaucho de los primeros tiempos son productos del mestizaje. El gaucho, empero, no es un tipo racial sino un producto económico-social. Habrá gauchos negros como el carbón, gauchos de piel olivácea, gauchos de pupilas celestes y pelambres de oro; los habrá altos y espigados, rechonchos y patituertos, pequeños y ágiles, musculosos y macizos.
Antes que el término gaucho se abra paso definitivamente en la Banda Oriental se utiliza el vocablo gauderio, de claro origen portugués.
Zabala, fundador de Montevideo, ya había fichado a los gauderios en 1746 como “gente que vive como quiere sin saberse donde viven o de que se alimentan, pues no trabajan…”
Artigas jamás se refirió a sus gauchos sino a sus paisanos. Pues paisano, desde el principio, nombró el elemento estable de las estancias, a la peonada sedentaria, ducha en la tareas pecuarias, tan hábil como el gaucho en el manejo del caballo y las armas, pero con un conchabo fijo, un hogar estable, un pago enraizado en su orgullo y su cariño.
Conclusión con las palabras del antropólogo Daniel Vidart
“El gaucho es el vagabundo del campo abierto; el matrero es el vagabundo de los montes y las sierras; el cuatrero es el vagabundo de la noche; el malevo es el vagabundo del delito.
Pero el gaucho, en su pureza original (o en nuestra piedad nostálgica) se resiste a ser un delincuente: es un marginal económico, un desarraigado social, un solitario, un hombre que se basta a sí mismo.” (VIDART, Daniel . Caballos y jinetes. Ed. Arca. Montevideo. 1967).
Tarea:
1) Realiza un mapa ubicando la zona geográfica donde habitaba el gaucho en América del Sur.
2) ¿Por qué era difícil la vida del gaucho? Para responder señala los inconvenientes que tenía en materia de salud, alimentación, vivienda y vestimenta.
3) ¿Qué tiene de diferente la vida de los gauchos, con la vida de los paisanos?
4) Busca información y enumera las causas que llevaron a que los gauchos desaparecieran de nuestras tierras.
miércoles, 9 de mayo de 2012
Material para 5º Humanístico
LA INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS
La América del Norte es un continente de forma aproximadamente triangular, cuya parte más ancha –rica, variada y en general abundante en agua- se extiende entre los paralelos veintiséis y cincuenta y cinco. El clima es saludable, con veranos calientes que permiten fructificar cosechas abundantes, e inviernos fríos que estimulan a los hombres a la actividad. Los europeos podían establecerse en aquel territorio sin sufrir un proceso de aclimatación penoso. Podían también cultivar sus principales plantas alimenticias: trigo, centeno, avena, judías, zanahorias y cebollas. En la tierra nueva encontraron, además, dos nuevos productos alimenticios de gran valor: el maíz y la patata.
Los primeros colonos ingleses llegaron a las tierras de Norteamérica en 1607. En su primera vez sólo llegaron hombres. En 1619 llegaron a Virginia noventa “jóvenes solteras” destinadas a ser entregadas como esposas a los colonos que quisieran pagar ciento veinte libras de tabaco para costear el pasaje. También en 1619 llegaron los primeros esclavos negros.
Tan pronto como quedó demostrado que la vida en América podía ser próspera y prometedora, empezó una gran migración espontánea desde Europa. Se produjo en oleadas desiguales y por gran variedad de estímulos. La dos primeras inmigraciones importantes se dirigieron a Massachusetts y Virginia. De 1628 a 1640, los puritanos pasaron en Inglaterra por una fase de depresión y de temor, sometidos como estaban a una verdadera persecución. Las autoridades reales estaban entregadas a la restauración de los viejos moldes de la Iglesia, y decididas a hacerla totalmente dependiente de la Corona y de los arzobispos. Los desórdenes políticos y eclesiásticos asolaban el país. El rey disolvió el Parlamento, durante diez años gobernó sin él, y metió en la cárcel a sus principales adversarios. Como el partido realista aparecía resuelto a subvertir las libertades inglesas, muchos puritanos pensaron que lo mejor era abandonar la isla y erigir en América un Estado nuevo. En la gran emigración de 1628-1640 abandonaron la patria unas veinte mil personas de las más valiosas de Inglaterra. Se hicieron no menos de mil doscientas travesías, transportando colonos, ganado y útiles. Boston se convirtió en uno de los puertos importantes del mundo, pues surtía a una región llena de animación y de vida. Se fundó el Colegio de Harvard. Entre los colonos se contaban los antepasados de Franklin, de los Adams, de Emerson, Hawthorne y Abrahán Lincoln.
A dondequiera que iban los colonos, llevaban consigo, en teoría, los derechos de los ingleses libres, como herederos de la lucha del pueblo inglés por la libertad. Esto quedó específicamente asentado en la primera constitución de Virginia, que declaraba que los colonos gozarían de todas las libertades, franquicias e inmunidades, “como si viviesen y hubieran nacido de nuestro Reino de Inglaterra”. Tendrían la protección de la Carta Magna y del derecho consuetudinario. Fue éste un principio fundacional de la mayor importancia. Mas, para hacerlo efectivo, los colonos tenían que ejercer una vigilancia constante y en ocasiones sostener ásperas luchas. Casi desde los comienzos de su historia, empezaron a construir su propio sistema de gobierno constitucional, luchando por un régimen representativo más fuerte, por la dirección de la Hacienda pública y por garantías más completas para la libertad personal.
Los colonos habían hecho mucho a favor de sí mismos y de sus descendientes estableciendo y conservando sus instituciones representativas. Tres rasgos fundamentales distinguían su sistema político. El primero era el valor fundamental que concedían a las constituciones escritas. Pero desde los primeros años, los colonos habían aprendido a tener por sagrados los derechos consignados en las cédulas otorgadas a los propietarios, a las compañías mercantiles o a los mismos particulares. El segundo rasgo importante fue el conflicto casi constante entre los gobernadores y las asambleas. Representaban dos elementos antagónicos: el gobernador sostenía el derecho real y los intereses imperiales; y las asambleas, los derechos populares y los intereses locales. Por último rasgo muy señalado de la política colonial era la insistencia de las asambleas en la dirección de los gastos públicos. Lucharon por muchas cosas: elecciones frecuentes; exclusión de ellas de los funcionarios reales, derecho a elegir a sus propios presidentes; sobre todo, sostenían que sólo ellas podían conceder o negar créditos. Encontraron mucha oposición, pero en general hicieron prevalecer su punto de vista.
La emigración a América se produjo de manera que el idioma y las instituciones ingleses fueron dominantes en todas partes, de suerte que el país poseyó desde el comienzo una unidad general.
Es importante que no exageremos ni subestimemos la amalgama de pueblos en los días coloniales. Al tiempo de la Revolución, probablemente de tres cuartos a nueve décimos de los colonos blancos eran todavía de sangre inglesa; pero la fusión de sangres holandesa, alemana, francesa y otras europeas, fue muy importante.
Los emigrantes ingleses que se pagaban el pasaje con cinco años de trabajo, los deudores pobres librados de la cárcel, los alemanes que huían del destrozado Palatinado, los escoceses-irlandeses arrojados de su patria por las leyes mercantiles inglesas, no poseían nada y tenían que luchar duramente para llegar a ser dueños de algo. Como plebeyos que eran, aborrecían a los aristócratas que habían obtenido grandes concesiones de tierras o que se enriquecían con el comercio y la especulación. Pero por pobre que fuese, el colono corriente tenía en América una sensación de gozar de posibilidades y de independencia que no había conocido en Europa. Nacía esta sensación de la espaciosidad del territorio y de su abundancia en riquezas naturales.
Las Colonias del Sur
Los rasgos característicos de las Colonias del Sur, y particularmente de Virginia y Carolina del Sur, que eran las más ricas e influyentes, eran tres: el carácter casi exclusivamente rural de su vida; el lugar prominente que tenían las grandes haciendas, con ejércitos de esclavos, mansiones imponentes y una vida ostentosa; y la rigurosa estratificación de la sociedad en clases. Entre los blancos, la base más alta estaba formada por los hacendados ricos y con frecuencia aristocráticos, que ejercían una jefatura política particularmente hábil; formaban la clase media los pequeños hacendados, los granjeros y algunos comerciantes, comisionistas y artesanos; constituían la clase inferior los “blancos pobres”.
El Estrato social más bajo entre los blancos del Sur estaba marcado por líneas muy precisas. Algunos penados, deudores condonados y criados contratados por el valor del pasaje empeoraban, sometidos a las condiciones de vida de la frontera, y formaban un grupo analfabeto, grosero y errabundo que hasta los negros despreciaban. Claro esta que la degradación no iba necesariamente unida al contrato por el precio del pasaje. Muchos emigrantes muy honrados pagaban su pasaje a América a cambio de servir como criados por un tiempo determinado. Contábase entre ellos artesanos ingleses y del continente –ebanistas, sastres, plateros, joyeros, armeros, etc.- que hubieran podido incrementar la actividad industrial del Sur, si no fuera por la rápida generalización de la esclavitud. También la esclavitud contribuyó a hacer despreciable el trabajo manual.
Los esclavos negros se traían de la costa occidental de África, desde Senegambia, al Norte, hasta Angola, al Sur. Después del siglo diecisiete, al terminar el monopolio de la Real Compañía Africana, aquél comercio cayó en manos de una gran variedad de firmas y de individuos, tanto en América como de Inglaterra.
Los territorios interiores
Todos los habitantes de la frontera miraban a los indios con hostilidad; algunas tribus eran amigas, pero en general los colonos reñían una guerra constante con las tierras yermas y los pieles rojas, y así adquirieron viveza, valor y sentido de la solidaridad.
La frontera produjo tenaces granjeros que constantemente ensanchaban el área de la colonización y la civilización. Si era tierra de fatigas y peligros, el territorio interior fue también para muchos un país de novedad y fascinación irresistibles.
Cultura
Entre los elegantes hacendados y comerciantes por un lado, y los matadores de indios de la frontera por el otro, estaba la gran masa de la clase media, formada por los norteamericanos típicos de 1775. Granjeros acomodados y pequeños agricultores, artesanos vigorosos y tenderos emprendedores, no conocían otra tierra que la de Norteamérica ni otro tipo de vida que el norteamericano. Eran súbditos leales de la Corona, admiraban a Inglaterra y se sentían orgullosos de sus derechos como ingleses; pero, a lo menos subconscientemente, percibían que Norteamérica tenía un destino propio.
Parte de la herencia que las colonias legaron a la joven nación, se advierte a la primera ojeada. El hecho de que tuviesen un idioma común, el inglés, fue de valor incalculable. Era uno de los grandes vínculos que hicieron posible la formación de una verdadera nación. La larga y siempre creciente experiencia de las formas representativas de gobierno, fue por otra parte inapreciable de la herencia.
El respeto a los derechos civiles esenciales fue otro elemento importante de la herencia, porque los colonos creían en la libertad de expresión, de prensa y de reunión con la misma firmeza que los ingleses de la metrópoli. También el espíritu general de tolerancia religiosa imperante en las colonias, y el reconocimiento de que sectas distintas podían y debían convivir amistosamente. Igualmente valioso fue el espíritu de tolerancia racial, porque gentes de diferentes sangres –ingleses, irlandeses, alemanes, protestantes franceses, holandeses, suecos- se mezclaban y se casaban sin preocuparse nada de las diferencias.
No podemos dejar de mencionar el fuerte espíritu de iniciativa individual que se manifestaba en las colonias, individualismo siempre notable en la misma Inglaterra, pero que en Norteamérica fue estimulado por las exigencias de la vida en una tierra inculta y difícil.
Independencia de las Trece Colonias
La independencia de las Trece Colonias británicas tiene una psicología especial que tal vez podamos captar si tenemos en cuenta los siguientes factores: el ser fundada colonias por particulares, a veces; el trasplante de los hábitos de autonomía hechos de la Vieja a la Nueva Inglaterra; la religión de la Biblia; el funcionamiento de las Asambleas, que transformaban a cada colonia en una entidad autónoma; la propia administración de los asuntos; el gobierno de una especie de aristocracia; la conservación del sistema del jurado el Common Law (que era un derecho de libertad), y el cultivo de la religión congregativa sin dependencia de Roma o del inglés son características muy significativas. Son notas estas que le dan fisonomía a la emancipación norteamericana y la determinan en el proceso que se acelera a partir de 1763.
Las quejas de los colonos eran distintas entre el norte y el sur. El Norte tenía productos básicos para Gran Bretaña. En 1733 la ley de Melaza había cargado con 6 peniques al pescado salado de las Antillas. Los plantadores del Sur trocaban índigo y tabaco por manufacturas a Inglaterra.
Otro motivo de malestar se situaba en el terreno religioso. La Iglesia Anglicana se encontraba respaldada como la Iglesia del Estado en todas las colonias del sur del río Delaware; contaba con una jerarquía episcopal directamente llegada de Inglaterra y ligada a la clase gobernante. Jerarquía que no gozaba de la simpatía de los presbiterianos, luteranos, baptistas ni cuáqueros, que constituían la mayoría de la población de Virginia y las dos Carolinas. El sector disconforme tenía el poder político de la minoría anglicana y se resistía a pagar a impuestos eclesiásticos destinados a abonar sueldos y pastores ajenos a sus creencias.
Un tercer motivo de queja radicaba en las ideas republicana que circulaban por las colonias y que eran apuestas al imperante despotismo monárquico. Los escritos de John Milton y John Locke habían tenido mucha aceptación entre los colonos. Para Locke el Estado tenía como función fundamental proteger la vida, la libertad y la propiedad de cada ciudadano; el pueblo tiene autoridad política que la delega en el gobierno. Además Locke en “Cartas sobre la tolerancia” sostiene que la Iglesia y el Estado poseen respectivos ámbitos, que deben permanecer separados. Todas estas ideas serán recogidas por los teóricos de la revolución: Franklin, Adams y Otis.
El descontento imperante va a crecer con una serie de medidas que la corona británica tomará después de la paz de París: prohibición y control de establecimientos sobre tierras indias, ley de Azúcar de 1764, prohibición de emitir papel moneda para saldar sus deudas (1764).
Acabada la Guerra de los Siete Años y firmada la paz de París, Francia se vio eliminada del nuevo continente e Inglaterra aumentó sus territorios y sus problemas coloniales. Decide mantener un ejército en las colonias a las cuales para mantenerlo se le imponen contribuciones. George Grenville ideo la Sugar Act (ley de azúcar). Dicha ley sustituía (1764) a la ley de Melaza de 1733, reduciendo el impuesto de seis a tres peniques por galón esperando que con ello el contrabando disminuiría y el comercio rindiera más al erario.
En 1765 además Granville haría cristalizar una ley por la cual se obligaba a las colonias en las que hubiese tropas a facilitarles cuarteles y algunos pertrechos. Para cubrir el saldo, y con un año de antelación Grenville anunció inocentemente la imposición de la ley del Timbre (Stamp Act), un impuesto indirecto. Se prohibió emitir papel moneda. Los colonos tuvieron tiempo de organizarse y resistir.
Antes de aprobarse las leyes, James Otis publicó un folleto “Derechos mantenidos y probados de las colonias británicas” en 1764, en el cual distinguía entre los poderes “de hecho” y de “derecho” del Parlamento.
La oposición colonial fue violenta, distinguiéndose en la repulsa la clase más numerosa, la integrada por comerciantes, hombres de negocio, periodistas y clérigos.
En octubre de 1765 el Congreso decidió establecer la Ley del Timbre. El parlamento había decidido los impuestos, pero las colonias habían recibido su Carta constitucional del rey, no del Parlamento.
Por otro lado, pese al sufragio limitado y a los múltiples abusos, en las colonias se había desarrollado la teoría de que a medida que se creaban nuevas ciudades o condados, debía dárseles voz y voto.
La década que va entre la derogación de la Stamp Act y la declaración de la independencia fue tempestuosa. A medida que el rey tenía más influencia en el gobierno, los ministros eran peores. El ministerio que anuló la ley del Timbre cayó en 1766, pero el nuevo afirmó el derecho de Inglaterra a legislar en materia colonial (ley Declaratoria).
En Filadelfia un letrado llamado John Dickinson comenzó a publicar sus “Cartas de un granjero”, muy leídas, y ejemplo de la literatura de controversia de los tributos y sugería adoptar tres actitudes frente a Inglaterra; primero protesta y petición; segundo, negarse a comprar géneros británicos y tercero resistir por la fuerza a las leyes dictadas por el Parlamento.
El patriotismo no era de todos, se observaba la presencia de tres grupos. Dos de estos grupos eran realmente pequeños: en la cumbre, los ultrarrealistas que defendían la política británica en las colonias; en el extremo se situaban los radicales, totalmente opuestos. En medio estaba la gran masa de colonos norteamericanos, que lo que deseaban sobre todo era que se les dejase vivir en paz, sin ser molestados por las leyes inglesas ni por las violencias de las turbas radicalizadas.
El caso de la balandra Liberty y el hiperbólicamente llamada “matanza de Boston” fueron las dos últimas perturbaciones que llevaron al encuentro armado. En Boston, en 1768, los colonos apresaron a los emisarios que subieron a bordo de la balandra Liberty para cobrar derechos, y desembarcaron el vino que traía sin abonarlo. Los colonos persistían en boicotear los productos británicos. Se mantuvo el impuesto del té. Pero los colonos decidieron importar todos los productos, salvo el té.
La East Indian Company, en bancarrota, obtuvo en 1773 el monopolio para vender a las colonias. Se opusieron los colonos y lo más espectacular se dio en Boston donde unos colonos disfrazados de indios mohawks echaron al agua el té de la barca Dartmouth. Nadie aprobó la destrucción de 18 mil libras de té, más la culpa la tuvo el alcohol que habían ingerido los falsos indígenas. El plan británico de lograr ingresos fiscales terminaba bruscamente. El gobierno inglés castigo a Boston cerrando su puerto.
Inglaterra impuso las “cinco leyes intolerables” y los colonos improvisaron una asamblea en Williamsburg (Virginia), que lanzó la convocatoria de un congreso colonial.
Mientras la guerra fue económica el pueblo se mostró partidario del rey, pero cuando la pugna se haga civil, los colonos repudiarán al monarca. Las colonias estaban en franca guerra con la metrópoli, si bien no habían roto sus vínculos legales con ella ni declarado su emancipación. Fue Jorge III, con su inadecuada política, quien impelió a los colonos a declarar la independencia, única forma, además, de lograr el apoyo de potencias extranjeras.
Cuando pasó el invierno de 1775-76 se habían desvanecido todas las esperanzas de reconciliación. El sentimiento público, hasta el momento un tanto vago, acabó de cuajar por esto y por la lectura de un librito titulado Common Sense, de autoría de un tal Tom Paine. El autor decía que “toda reconciliación en un sueño falaz”, y se preocupaba poco de la legalidad en el asunto planteado. Simplemente se preguntaba: ¿Hay algún interés en seguir unidos a Inglaterra? La respuesta era de sentido común: NO.
La Declaración de Independencia
Fue escrita por Thomas Jefferson y aprobada el 4 de julio de 1776. Se puede dividir en tres partes: la primera con los principios generales tomados por Jefferson de Locke, donde se hacía énfasis que los hombres vivían en igualdad por el Estado de Naturaleza y se reunieron y formaron el gobierno civil, que defiende la vida, libertad y propiedad de los hombres. Jefferson sustituyó propiedad de los hombres por felicidad de los hombres; en segundo lugar se enumeran las disposiciones tomadas por el rey contrarias a los propósitos por los cuales existía la unión entre las colonias y la corona y tercero se establecía como Estado independiente la Unión de estas colonias.
Correos especiales esparcieron la declaración por el país. La sociedad estaba dividida y se daría una pugna que duró hasta 1783. La guerra tuvo poco entusiasmo de los dos lados, los realistas y los norteamericanos. Los británicos se adueñaron de los puertos.
Por otro lado tanto en Francia como España, unidas por pactos familiares, estaban decididas a prestar ayuda para desquitarse un poco del resultado de 1763.
El teatro de operaciones de la Guerra se traslado al Noroeste y al Sur. Los leales cogidos con armas en la mano eran tratados como traidores. No se respetaba ni a los cadáveres. La lucha tenía un tinte de guerra civil manifiesto. Inglaterra se veía debilitada por la coalición internacional suscitada contra ella.
Los deseos de paz, dominantes en ambos bandos acabaron por sobreponerse y se firmó el armisticio en Versalles, el 3 de setiembre de 1783.
Al firmarse la paz hubo una serie de problemas: la frontera del oeste; la navegación por el Misisipi y las reparaciones a los realistas coloniales.
Missouri sería la frontera al oeste; la navegación por el Misisipi sería libre para ingleses y norteamericanos. No había plata para indemnizar a los colonos tories. España recibió Florida y Francia algunas de las Antillas.
Los grandes beneficiarios fueron los Estados Unidos. Los franceses quedaron económicamente arruinados. Los tories ingleses fueron vencidos y el parlamento pasó a mano de los whigs.
La ideología de Norteamérica se exporta a Francia y de allí volvía al Continente americano más precisamente al sur para ser parte de la formación de las nuevas nacionalidades.
FUENTE
• MORALES PADRÓN, Francisco. Manual de Historia Universal. Historia General de América. Espasa-Calpe, S.A.. Madrid. 1975.
• COMMAGER, Henry Steele. NEVINS, Allan. Breve Historia de los Estados Unidos. Biografía de un pueblo libre. Compañía General de Ediciones, S.A. – México. Sine data.
martes, 17 de abril de 2012
Material para 5º Humanístico
MERCANTILISMO Y ABSOLUTISMO EN FRANCIA
Es en Francia donde la pareja absolutismo-mercantilismo aparece con mayor claridad; corresponde a la alianza entre una burguesía todavía débil y un monarca cuyo absolutismo alcanzó la cúspide con Luis XIV; alianza frente a una nobleza todavía poderosa y, cuando es necesario, frente a los levantamientos de la miseria; fronda de la nobleza (1648-1653), que marcó profundamente al joven Luis XIV; guerras campesinas (en especial entre 1636 y 1639) y revueltas urbanas (frecuentes entre 1623 y 1652), que cuestionan al fisco real del modo más directo –los recaudadores de impuestos, o sus enviados eran a menudo muertos, despedazados, atravesados con clavos.
Pues, por una mala cosecha o una baja en los precios, las distintas tasas –impuestos, alquileres, rentas en metálico o en especies, derechos feudales supervivientes, diezmo eclesiástico- se hacen rápidamente insoportables para los campesinos; y en las ciudades, la miseria de los vagabundos, de los mendigos y de los parados se une al descontento de los asalariados: pues las corporaciones se cierran, los patrones exigen jornadas de doce a dieciséis horas y presionan para reducir el número de días no laborables. Se forman sindicatos ocultos; se intenta una resistencia de múltiples formas.
La burguesía francesa sigue fascinada por el Estado real y la nobleza. Finanzas, justicia y policía son los oficios para venderlos y tasarlos.
La política mercantilista
En 1624, el cardenal Richelieu es llamado a la administración; será jefe del Consejo hasta 1642, pactando con el Parlamento, rompiendo el orgullo de los grandes y sus complots, sometiendo a los protestantes, organizando el Estado –en una palabra, instaurando el absolutismo-. Paralelamente, alienta los conflictos que debilitan a los Habsburgo, comprometiendo a Francia cuando es necesario. Se preocupa por restaurar los medios de riqueza: la agricultura, las carreteras, los canales y los puertos, algunas producciones manufactureras y, particularmente, las compañías de comercio.
Tras Richelieu, se tomarán medidas proteccionistas, en especial, en 1644, la tarifa protectora sobre los textiles y, en 1659, la tasa de cincuenta sueldos por tonel en bejeles extranjeros.
Pero con toda evidencia es bajo Luis XIV y Colbert cuando triunfa el matrimonio del absolutismo y el mercantilismo, la alianza del Rey Sol y de la burguesía. Para la nobleza, ciertamente queda la Corte. Pero la burguesía accede cada vez más a las responsabilidades del Estado. El rey elige de entre la burguesía togada sus ministros, sus consejeros, sus intendentes: Le Tellier, Colbert, Louvois, Barbezieux; los ennoblece, los admite en la Corte, creando de hecho una nobleza togada. La vieja aristocracia lo desaprueba: “Fue un reinado de vil burguesía”, masculla Saint-Simon.
Bajo este reinado, con Colbert, para quien “las compañías de comercio son los ejércitos del rey y las manufacturas de Francia son sus reservas”, el mercantilismo alcanza en Francia su apogeo. Puesto que “no hay abundancia de dinero en un Estado que establezca diferencias entre su grandeza y su poderío” y que “sólo puede aumentarse el dinero del reino si al mismo tiempo se quita idéntica cantidad a los Estados vecinos”, Colbert ve la ventaja que supondría liberar el comercio exterior de Francia de la tutela holandesa.
Los mendigos, encerrados en los hospitales, deben aprender un oficio; los ociosos, las muchachas solteras, el personal de los conventos, pueden ser obligados a trabajar en las manufacturas; los niños deben ir al aprendizaje. Para los obreros, la misa al comienzo de la jornada, el silencio o los cánticos durante el trabajo; las multas, el látigo o el cepo en caso de falta; la jornada de doce a dieciséis horas; los bajos salarios; la amenaza de prisión en caso de rebeldía.
En un contexto general de depresión económica, frente a los poderosos capitalismos mercantiles holandés e inglés, por medio de la acción del Estado real se establecen, en Francia las bases a la vez sólidas y modestas de un capitalismo manufacturero y colonial. El Estado real, el Estado absoluto ha sostenido masivamente el esfuerzo de desarrollo de la producción manufacturera y del comercio mundial; bajo su protección se ha formado la burguesía francesa que, durante largo tiempo llevará su marca…
El mercantilismo cuestionado
Pero pronto surgen las críticas. Primero se reavivan los intereses en cuanto son lesionados: fabricantes perjudicados por las manufacturas, comerciantes de Nantes, Rouen y Marsella perjudicados por las compañías de comercio o por las represalias holandesas o inglesas. Así en la Memoria para servir a la historia de 1688, se lee:
“… El señor Colbert no advierte que deseando poner a los franceses en estado de poder dejar atrás a todos los demás pueblos, (les lleva) a pensar también en hacer lo mismo por su parte, pues cierto es que han tomado otro camino para ir a buscar en otra parte la mayoría de las cosas que adquirían en nuestra provincias. Puesto que una de las principales causas de la carestía de dinero que vemos en Francia, en medio de tal abundancia de trigos y vinos, procede de que los holandeses no vienen ya a buscarlos, como hacían antaño, porque nuestra conducta con ellos por lo que se refiere al comercio les hace ver con claridad que no queremos tomar nada a cambio (…).
De modo que tras haber soportado muchos enojosos inconvenientes, será preciso que regresemos por necesidad al mismo estado en que estábamos o no mantener ya relaciones con nadie, lo que es imposible…”Boisguilbert, observando a finales de siglo la miseria campesina y la caída de las rentas en el campo, cuestiona los impuestos, “la incertidumbre de la tala”, y las barreras aduaneras, “las ayudas y las aduanas de los pasos y salidas del reino”. En Le Factum de la France (1707), toma conciencia de la interdependencia de las actividades en un sistema mercantil generalizado:
“Hay que convenir al principio, cuáles de todas las profesiones, sean las que sean en una región, trabajan unas para las otras y se mantienen recíprocamente, no sólo para cubrir sus necesidades sino incluso para su propia existencia. Nadie compra el género de su vecino o el fruto de su trabajo más que con una condición de rigor, aunque tácita y no expresada, saber que el vendedor hará lo mismo con el del comprador, o inmediatamente, como sucede a veces, o tras la circulación por varias manos o profesiones interpuestas; lo que viene a ser lo mismo (…). La naturaleza, pues, la providencia, puede hacer observar esta justicia, mientras, una vez más, que nadie se mezcle en ellos; y así como los consigue. Establece primero una igual necesidad de vender y de comprar en toda clase de tráfico, de modo que el único deseo de provecho sea el alma de todos los mercados, tanto en el vendedor como en el comprador; y con la ayuda de este equilibrio o de esta balanza uno y otro se ven igualmente forzados a entrar en razón y a someterse a ella (…). La derogación de esta ley, que debiera ser sagrada, es la primera y principal causa de la miseria pública, puesto que la observación es más ignorada.”
En el Testamento político de M. de Vauban (1712), reclama la libertad de precios y la libertad de comercio exterior.
FUENTE: BEAUD, Michel. HISTORIA DEL CAPITALISMO. De 1500 a nuestros días.
Es en Francia donde la pareja absolutismo-mercantilismo aparece con mayor claridad; corresponde a la alianza entre una burguesía todavía débil y un monarca cuyo absolutismo alcanzó la cúspide con Luis XIV; alianza frente a una nobleza todavía poderosa y, cuando es necesario, frente a los levantamientos de la miseria; fronda de la nobleza (1648-1653), que marcó profundamente al joven Luis XIV; guerras campesinas (en especial entre 1636 y 1639) y revueltas urbanas (frecuentes entre 1623 y 1652), que cuestionan al fisco real del modo más directo –los recaudadores de impuestos, o sus enviados eran a menudo muertos, despedazados, atravesados con clavos.
Pues, por una mala cosecha o una baja en los precios, las distintas tasas –impuestos, alquileres, rentas en metálico o en especies, derechos feudales supervivientes, diezmo eclesiástico- se hacen rápidamente insoportables para los campesinos; y en las ciudades, la miseria de los vagabundos, de los mendigos y de los parados se une al descontento de los asalariados: pues las corporaciones se cierran, los patrones exigen jornadas de doce a dieciséis horas y presionan para reducir el número de días no laborables. Se forman sindicatos ocultos; se intenta una resistencia de múltiples formas.
La burguesía francesa sigue fascinada por el Estado real y la nobleza. Finanzas, justicia y policía son los oficios para venderlos y tasarlos.
La política mercantilista
En 1624, el cardenal Richelieu es llamado a la administración; será jefe del Consejo hasta 1642, pactando con el Parlamento, rompiendo el orgullo de los grandes y sus complots, sometiendo a los protestantes, organizando el Estado –en una palabra, instaurando el absolutismo-. Paralelamente, alienta los conflictos que debilitan a los Habsburgo, comprometiendo a Francia cuando es necesario. Se preocupa por restaurar los medios de riqueza: la agricultura, las carreteras, los canales y los puertos, algunas producciones manufactureras y, particularmente, las compañías de comercio.
Tras Richelieu, se tomarán medidas proteccionistas, en especial, en 1644, la tarifa protectora sobre los textiles y, en 1659, la tasa de cincuenta sueldos por tonel en bejeles extranjeros.
Pero con toda evidencia es bajo Luis XIV y Colbert cuando triunfa el matrimonio del absolutismo y el mercantilismo, la alianza del Rey Sol y de la burguesía. Para la nobleza, ciertamente queda la Corte. Pero la burguesía accede cada vez más a las responsabilidades del Estado. El rey elige de entre la burguesía togada sus ministros, sus consejeros, sus intendentes: Le Tellier, Colbert, Louvois, Barbezieux; los ennoblece, los admite en la Corte, creando de hecho una nobleza togada. La vieja aristocracia lo desaprueba: “Fue un reinado de vil burguesía”, masculla Saint-Simon.
Bajo este reinado, con Colbert, para quien “las compañías de comercio son los ejércitos del rey y las manufacturas de Francia son sus reservas”, el mercantilismo alcanza en Francia su apogeo. Puesto que “no hay abundancia de dinero en un Estado que establezca diferencias entre su grandeza y su poderío” y que “sólo puede aumentarse el dinero del reino si al mismo tiempo se quita idéntica cantidad a los Estados vecinos”, Colbert ve la ventaja que supondría liberar el comercio exterior de Francia de la tutela holandesa.
Los mendigos, encerrados en los hospitales, deben aprender un oficio; los ociosos, las muchachas solteras, el personal de los conventos, pueden ser obligados a trabajar en las manufacturas; los niños deben ir al aprendizaje. Para los obreros, la misa al comienzo de la jornada, el silencio o los cánticos durante el trabajo; las multas, el látigo o el cepo en caso de falta; la jornada de doce a dieciséis horas; los bajos salarios; la amenaza de prisión en caso de rebeldía.
En un contexto general de depresión económica, frente a los poderosos capitalismos mercantiles holandés e inglés, por medio de la acción del Estado real se establecen, en Francia las bases a la vez sólidas y modestas de un capitalismo manufacturero y colonial. El Estado real, el Estado absoluto ha sostenido masivamente el esfuerzo de desarrollo de la producción manufacturera y del comercio mundial; bajo su protección se ha formado la burguesía francesa que, durante largo tiempo llevará su marca…
El mercantilismo cuestionado
Pero pronto surgen las críticas. Primero se reavivan los intereses en cuanto son lesionados: fabricantes perjudicados por las manufacturas, comerciantes de Nantes, Rouen y Marsella perjudicados por las compañías de comercio o por las represalias holandesas o inglesas. Así en la Memoria para servir a la historia de 1688, se lee:
“… El señor Colbert no advierte que deseando poner a los franceses en estado de poder dejar atrás a todos los demás pueblos, (les lleva) a pensar también en hacer lo mismo por su parte, pues cierto es que han tomado otro camino para ir a buscar en otra parte la mayoría de las cosas que adquirían en nuestra provincias. Puesto que una de las principales causas de la carestía de dinero que vemos en Francia, en medio de tal abundancia de trigos y vinos, procede de que los holandeses no vienen ya a buscarlos, como hacían antaño, porque nuestra conducta con ellos por lo que se refiere al comercio les hace ver con claridad que no queremos tomar nada a cambio (…).
De modo que tras haber soportado muchos enojosos inconvenientes, será preciso que regresemos por necesidad al mismo estado en que estábamos o no mantener ya relaciones con nadie, lo que es imposible…”Boisguilbert, observando a finales de siglo la miseria campesina y la caída de las rentas en el campo, cuestiona los impuestos, “la incertidumbre de la tala”, y las barreras aduaneras, “las ayudas y las aduanas de los pasos y salidas del reino”. En Le Factum de la France (1707), toma conciencia de la interdependencia de las actividades en un sistema mercantil generalizado:
“Hay que convenir al principio, cuáles de todas las profesiones, sean las que sean en una región, trabajan unas para las otras y se mantienen recíprocamente, no sólo para cubrir sus necesidades sino incluso para su propia existencia. Nadie compra el género de su vecino o el fruto de su trabajo más que con una condición de rigor, aunque tácita y no expresada, saber que el vendedor hará lo mismo con el del comprador, o inmediatamente, como sucede a veces, o tras la circulación por varias manos o profesiones interpuestas; lo que viene a ser lo mismo (…). La naturaleza, pues, la providencia, puede hacer observar esta justicia, mientras, una vez más, que nadie se mezcle en ellos; y así como los consigue. Establece primero una igual necesidad de vender y de comprar en toda clase de tráfico, de modo que el único deseo de provecho sea el alma de todos los mercados, tanto en el vendedor como en el comprador; y con la ayuda de este equilibrio o de esta balanza uno y otro se ven igualmente forzados a entrar en razón y a someterse a ella (…). La derogación de esta ley, que debiera ser sagrada, es la primera y principal causa de la miseria pública, puesto que la observación es más ignorada.”
En el Testamento político de M. de Vauban (1712), reclama la libertad de precios y la libertad de comercio exterior.
FUENTE: BEAUD, Michel. HISTORIA DEL CAPITALISMO. De 1500 a nuestros días.
domingo, 15 de abril de 2012
Material para 5º Humanístico
MERCANTILISMO
Pillaje colonial y riquezas del Príncipe (Siglo XVI)
Las actividades de comercio, banca y finanzas florecieron en las repúblicas italianas en los siglos XIII y XIV: luego en Holanda e Inglaterra. Con el invento de la imprenta, los progresos de la metalurgia, el empleo de la hulla blanca, la utilización de los carros en las minas, un claro progreso en la producción de los metales y los textiles marca la segunda mitad del siglo XV; entonces comienza a fabricarse y utilizarse los primeros cañones y otras armas de fuego; la mejora en la construcción de carabelas y en la técnicas de navegación permite la apertura de nuevas vías marítimas.
En el mismo movimiento y basándose también en la descomposición del orden feudal, grandes monarcas reúnen, conquistan, tejen gracias a los matrimonios, forjan en la guerra imperios y reinos.
La efervescencia por la reforma de la Iglesia desemboca en la Reforma, que se convierte en una máquina de guerra contra el papa. La moral de la Edad Media predicaba el justo precio y prohibía el préstamo a interés; pero tal moral está ya seriamente dañada cuando Calvino justifica el comercio y el préstamo con interés antes de “convertir el éxito comercial en un signo de elección divina”.
Monarcas ávidos de grandeza y riquezas, estados luchando por la supremacía, comerciantes y banqueros alentados a enriquecerse: ésas son las fuerzas que animarán al comercio, las conquistas y las guerras, sistematizarán el pillaje, organizarán el tráfico de esclavos, encerrarán a los vagabundos para forzarles al trabajo.
En la confluencia de esta doble dinámica se inscriben los que la historia occidental denomina “grandes descubrimientos”.
En 1503, llega de las Antillas el primer cargamento de metales preciosos; en 1519 comienza el pillaje del tesoro de los aztecas de México; en 1534, el de los Incas del Perú. Como observaba Cristóbal Colón, “el oro es la mejor cosa del mundo, puede incluso enviar almas al paraíso”.
La producción de caña, para azúcar, ron y melaza, el comercio de esclavos negros, el pillaje y extracción de metales preciosos de América constituyen, a lo largo de todo el siglo, importantes fuentes de riqueza para España. El rey devuelve sus enormes préstamos extranjeros (para aligerar la carga, reduce obligatoriamente, en 1557, los dos tercios de los intereses que debe), y financia sus guerras; él, como los aventureros, los nobles y los comerciantes enriquecidos, compra a los comerciantes de Italia, de Francia, de Holanda y de Inglaterra; por oleadas, la abundancia de metales preciosos se ensancha al tiempo que se atenúa.
Riquezas del Príncipe y paradojas de la moneda
Al mismo tiempo que los metales se hacen más abundantes, los precios suben. En Europa occidental, el precio medio del trigo, que había aumentado poco entre el comienzo y la mitad del siglo, se cuadruplica en la segunda mitad.
Frente al desorden de monedas y de precios, los monarcas promulgan sus edictos: el edicto de Villers-Cotterêts (1539) prohíbe en Francia las coaliciones obreras; las leyes sobre los pobres, en Inglaterra, prohíben el vagabundeo y la mendicidad desde finales del siglo XV, a lo que debe añadirse, en la segunda mitad del siglo XVI, la creación de los workhouses, casas de trabajos forzados. Los gobiernos intentan también detener el alza de los precios: en España, la corona fija los precios legales máximos, sin éxito.
El análisis de J. Bodin, jurista angevino, según el cual “la causa principal y casi única” de la subida de los precios era “la abundancia de oro y plata que, hoy, es mayor que en ningún otro momento durante los cuatro siglos precedentes (…). La causa principal de la elevación de los precios es siempre la abundancia de lo que sirve para medir el precio de las mercancías”.
Esta explicación tenía la enorme ventaja de corresponder a un aspecto más importante de la realidad, permitiendo también evitar encausar otras fuentes de inflación: el lujo de los reyes y de los grandes, el coste de las guerras, la carga del endeudamiento, que hacían necesarias las sucesivas “elevaciones”.
Maquiavelo había formulado esta idea, de un modo algo provocativo, a comienzos del siglo: “En un gobierno bien organizado, el Estado debe ser rico y los ciudadanos pobres”.
En un primer movimiento, los gobiernos toman las medidas que dictan sentido común: intentan impedir que el oro y la plata salgan del reino: en España, desde comienzos del Siglo XVI, la prohibición de exportar oro y plata se dicta bajo pena de muerte; en Francia, se prohíbe la salida de numerario desde 1506, y de nuevo en 1540, 1548, 1574; en Inglaterra, se hacen dos tentativas, en 1546 y 1576, para someter el negocio de las monedas, e incluso de las letras de cambio, al control de los agentes gubernamentales: sin éxito.
Los reyes de España, de Francia y de Inglaterra tomaron medidas en este sentido: primera creación de manufacturas, monopolios o privilegios para nuevas producciones, prohibiciones o tarifas contra la entrada de mercancías extranjeras, interdicción de exportar materias primas.
Así, las ideas dominantes en este período, en materia económica, se vinculan estrechamente a la preocupación del Príncipe: es preciso asegurar la riqueza del Príncipe, para sí, pero también para financiar las incesantes guerras. Las fórmulas son simples: impedir que salgan los metales preciosos prohibiendo su salida y limitando las importaciones de lo que no es necesario al Reino; una y otra conducen a alentar la producción nacional.
Con la afluencia de los metales preciosos de América y el desarrollo de las producciones, en Europa ha progresado el comercio: con el trabajo forzado en América (en especial para la producción de azúcar) y el descenso de los salarios reales ligado a la inflación europea, se ha desprendido un excedente suplementario; con el comienzo de las enclosures en Inglaterra se ha liberado cierta mano de obra: vagabundos, mendigos perseguidos, encarcelados y disponibles. Las burguesías mercantiles y bancarias se refuerzan. Tras Venencia y Florencia, Amberes, Londres, Lyon y París se desarrollan sobrepasando los cincuenta mil e, incluso, los cien mil habitantes.
Lo antiguo y lo nuevo
Hablando sólo de las formaciones sociales donde florecerá el capitalismo, lo antiguo sigue predominando: población esencialmente rural, producción principalmente agrícola, intercambios relativamente restringidos (gran parte de la población vive en régimen de autosubsistencia). La renta (en trabajo, en especie o en dinero) se toma de la gran masa campesina en provecho del clero, de la nobleza y del Estado Real: a través de sus gastos permite la acumulación de fortunas privadas a grandes negociantes y banqueros.
Las dos formas principales de acumulación son:
- Una acumulación estatal (manufacturas reales, carreteras reales, puertos…);
- Una acumulación burguesa (fortunas privadas, moneda, metales preciosos, bienes inmobiliarios).
Lo nuevo es el fabuloso pillaje de América que se analiza en dos flujos ligados:
- El pillaje de los tesoros encontrados (trabajo muerto acumulado en la extracción de metales preciosos y la fabricación de obras de arte);
- La nueva producción de valor (trabajo forzado y esclavitud) bien en las minas de oro y plata, bien en los cultivos (caña de azúcar, etc.).
Conquista, pillaje, exterminio: ésta es la realidad de donde brota la afluencia de metales preciosos hacia la Europa del siglo XVI.
En el siglo XVI se ponen en marcha y se desarrollan las condiciones para el desarrollo ulterior del capitalismo: burguesías bancarias y mercantiles que disponen a la vez de inmensas fortunas y redes bancarias y financieras; Estados nacionales que disponen de medios de conquista y dominio; una concepción del mundo que valora la riqueza y el enriquecimiento. Sólo en este sentido puede fecharse en el siglo XVI la era del capitalismo. Pero es precisa una visión moderna, iluminada por el conocimiento del desarrollo ulterior del capitalismo industrial para distinguir y denominar el “capitalismo mercantil” del siglo XVI que no es, todavía, más que el embrión de lo que más tarde podrá denominarse capitalismo.
FUENTE: BEAUD, Michel. Historia del Capitalismo. De 1500 a nuestros días.
domingo, 18 de marzo de 2012
Material para 5º Humanístico
Definiciones de Historia; tiempo histórico; verdad en la historia y tendencias historiográficas
Definiciones de Historia
- “La historia es la ciencia de los hombres en el tiempo”. (Marc Bloch, “Introducción a la Historia”, pág. 70)
- “El hombre no se acuerda del pasado, siempre los construye. Arranca del presente y a través de él, siempre conoce e interpreta el pasado”. (Lucien Febvre, “Combate por la Historia”, pág. 70)
- “(…) sólo podemos captar el pasado y lograr comprenderlo a través del cristal del presente. El historiador pertenece a sus condiciones de la existencia humana, (…) el historiador no pertenece al ayer, sino al hoy”. ( H. Carr, “¿Qué es la historia?. Barcelona. Ed. Seix Barral. 1973. Pág. 33, 34.)
- “El protagonista de la historia es el hombre en sociedad. Son los hombres en una actitud que incluye a los héroes y a los genios, pero también a los obreros, los campesinos y los indigentes”. (Fontana, J. Historiador español contemporáneo).
Tiempo histórico
Según la teoría de la relatividad de Albert Einstein el primer paso consistió en establecer la inexistencia de un tiempo y un espacio absolutos, es decir que pudieran ser objeto de medidas absolutas. Un objeto sólo se puede mover en el tiempo en un sentido único.
Con respecto al tiempo el historiador realiza tres tareas: a) delimita la secuencia de tiempo estudiada; b) ordena la secuencia según el tiempo; c) marca el ritmo de transformación del tiempo (aceleramiento histórico).
Siempre debemos tener en cuenta que cualquier periodización es arbitraria, justificables únicamente por razones didácticas o prácticas.
F. Braudel, historiador francés, miembro fundador de la Escuela de los Anales, dividió el tiempo histórico en tres partes: larga, media y corta duración (estructura; coyuntura y acontecimiento).
Braudel afirmaba que el tiempo corto es el del periodista y existe en todas las formas de la vida. El tiempo corto es la más caprichosa, la más engañosa de las duraciones (repudiaba el tiempo corto).
La historia de los últimos cien años, centrada en su conjunto sobre el drama de los “grandes acontecimientos” ha trabajado en y sobre el tiempo corto. El descubrimiento masivo del documento ha hecho creer al historiador que en la autenticidad documental estaba contenida toda la verdad.
En cambio la larga duración esta marcada por la existencia y permanencia de las estructuras. Todas las estructuras son sostenes y obstáculos: algunos están dotados de tan larga vida que se convierten en elementos estables de una infinidad de generaciones: obstruyen la historia, al entorpecen, y por tanto, determinan su transcurrir. Otras, por el contrario, se desintegran más rápidamente.
La dificultad estriba en descubrir la larga duración en lo económico. El capitalismo comercial sería una etapa de larga duración. Aceptar la larga duración equivale familiarizarse con un tiempo de la historia frenado, a veces incluso en el límite de lo móvil.
Entre el tiempo largo y el tiempo corto se encuentra el tiempo determinado por las coyunturas. La coyuntura es el conjunto de las condiciones psicológicas; políticas y sociales, al igual que económicas o meteorológicas o sea todas las condiciones. Los signos más fáciles de observar, de cuantificar, en este ámbito son los movimientos de los precios de las mercancías. En los ciclos coyunturales la demografía y la economía son intermediarias.
Las fases largas de la “coyuntura” permiten visualizar la modificación de las “estructuras”.
Tipo de Fuentes en la Historia
El historiador recoge datos empíricos que serán criticados, evaluados, procesados e interpretados. Para ello tiene mucha importancia los distintos tipos de fuentes.
¿Cómo clasificar a las fuentes utilizadas por los historiadores?
1) Fuentes primarias (o directas) y fuentes secundarias (o indirectas).
2) Fuentes escritas de las no escritas.
3) Testimonios voluntarios e involuntarios.
La distinción entre fuentes primarias y secundarias es de naturaleza epistemológica y metodológica, e indica que las primeras son la base principal de una verdadera investigación, que pretenda aportar conocimientos nuevos.
Verdad en la Historia
Los relativistas afirman que el historiador, en su investigación, llega a una verdad relativa, que es un camino hacia la verdad absoluta.
No siempre la narración histórica de un cuadro verdadero de los hechos. Una afirmación sobre un hecho sólo es probable en la medida que lo sea el hecho al que se refiere. Las afirmaciones bien sustentadas sólo pueden referir a hechos que ocurrieron o no: deducción. Pero la posibilidad de sustentación de una afirmación determinada por los hechos no significa sustentación real. Se puede imaginar una afirmación verdadera cuyo grado de apoyo (certeza de veracidad) es muy pequeño.
El historiador entonces, acepta esas afirmaciones como ciertas y las incluye en el cuerpo de las relativamente verdaderas.
Para Adam Schaff: “el objeto de conocimiento es infinito”. Por lo tanto comprende al proceso de conocimiento, como un proceso de acumulación de las verdades parciales.
Tendencias historiográficas
Historia positivista: es aquélla en la que no importa el papel del historiador. Sólo estudia el papel de los jefes políticos y héroes; resaltando la importancia de los acontecimientos de importancia, como guerras y batallas y presta un especial cuidado en respetar el orden cronológico.
Historia social: investiga a la totalidad de la sociedad haciendo hincapié en los sectores más relegados; los olvidados (ancianos; obreros; mujeres; niños; indigentes). Comparte algunas características con la historia de las mentalidades.
Historia de las mentalidades: es el estudio de las estructuras de pensamiento de una sociedad que son las menos cambiantes a lo largo del tiempo.
La historia social y la de las mentalidades comparten las siguientes características: el historiador avanza por medio de problemas, teniendo en cuenta los hechos de masas y no tanto el acontecimiento destacado; la historia estudia el todo social y por lo tanto hay una sola historia.
Microhistoria: estudia sujetos concretos e individualizados; también estudia ámbitos regionales y locales reducidos. De este tipo de estudio se sacan conclusiones generales que enriquecen la historia.
BIBLIOGRAFÍA
• Braudel, F. La Historia y las Ciencias Sociales.
• Cardoso, Ciro. Introducción al trabajo de Investigación histórica.
• Hernández Sandoica, Elena. Tendencias historiográficas actuales.
• Schaff, Adam. Historia y verdad.
• Topolsky, Jerzy. Metodología de la Historia.
• Vilar, Pierre. Iniciación al vocabulario del análisis histórico.
Definiciones de Historia
- “La historia es la ciencia de los hombres en el tiempo”. (Marc Bloch, “Introducción a la Historia”, pág. 70)
- “El hombre no se acuerda del pasado, siempre los construye. Arranca del presente y a través de él, siempre conoce e interpreta el pasado”. (Lucien Febvre, “Combate por la Historia”, pág. 70)
- “(…) sólo podemos captar el pasado y lograr comprenderlo a través del cristal del presente. El historiador pertenece a sus condiciones de la existencia humana, (…) el historiador no pertenece al ayer, sino al hoy”. ( H. Carr, “¿Qué es la historia?. Barcelona. Ed. Seix Barral. 1973. Pág. 33, 34.)
- “El protagonista de la historia es el hombre en sociedad. Son los hombres en una actitud que incluye a los héroes y a los genios, pero también a los obreros, los campesinos y los indigentes”. (Fontana, J. Historiador español contemporáneo).
Tiempo histórico
Según la teoría de la relatividad de Albert Einstein el primer paso consistió en establecer la inexistencia de un tiempo y un espacio absolutos, es decir que pudieran ser objeto de medidas absolutas. Un objeto sólo se puede mover en el tiempo en un sentido único.
Con respecto al tiempo el historiador realiza tres tareas: a) delimita la secuencia de tiempo estudiada; b) ordena la secuencia según el tiempo; c) marca el ritmo de transformación del tiempo (aceleramiento histórico).
Siempre debemos tener en cuenta que cualquier periodización es arbitraria, justificables únicamente por razones didácticas o prácticas.
F. Braudel, historiador francés, miembro fundador de la Escuela de los Anales, dividió el tiempo histórico en tres partes: larga, media y corta duración (estructura; coyuntura y acontecimiento).
Braudel afirmaba que el tiempo corto es el del periodista y existe en todas las formas de la vida. El tiempo corto es la más caprichosa, la más engañosa de las duraciones (repudiaba el tiempo corto).
La historia de los últimos cien años, centrada en su conjunto sobre el drama de los “grandes acontecimientos” ha trabajado en y sobre el tiempo corto. El descubrimiento masivo del documento ha hecho creer al historiador que en la autenticidad documental estaba contenida toda la verdad.
En cambio la larga duración esta marcada por la existencia y permanencia de las estructuras. Todas las estructuras son sostenes y obstáculos: algunos están dotados de tan larga vida que se convierten en elementos estables de una infinidad de generaciones: obstruyen la historia, al entorpecen, y por tanto, determinan su transcurrir. Otras, por el contrario, se desintegran más rápidamente.
La dificultad estriba en descubrir la larga duración en lo económico. El capitalismo comercial sería una etapa de larga duración. Aceptar la larga duración equivale familiarizarse con un tiempo de la historia frenado, a veces incluso en el límite de lo móvil.
Entre el tiempo largo y el tiempo corto se encuentra el tiempo determinado por las coyunturas. La coyuntura es el conjunto de las condiciones psicológicas; políticas y sociales, al igual que económicas o meteorológicas o sea todas las condiciones. Los signos más fáciles de observar, de cuantificar, en este ámbito son los movimientos de los precios de las mercancías. En los ciclos coyunturales la demografía y la economía son intermediarias.
Las fases largas de la “coyuntura” permiten visualizar la modificación de las “estructuras”.
Tipo de Fuentes en la Historia
El historiador recoge datos empíricos que serán criticados, evaluados, procesados e interpretados. Para ello tiene mucha importancia los distintos tipos de fuentes.
¿Cómo clasificar a las fuentes utilizadas por los historiadores?
1) Fuentes primarias (o directas) y fuentes secundarias (o indirectas).
2) Fuentes escritas de las no escritas.
3) Testimonios voluntarios e involuntarios.
La distinción entre fuentes primarias y secundarias es de naturaleza epistemológica y metodológica, e indica que las primeras son la base principal de una verdadera investigación, que pretenda aportar conocimientos nuevos.
Verdad en la Historia
Los relativistas afirman que el historiador, en su investigación, llega a una verdad relativa, que es un camino hacia la verdad absoluta.
No siempre la narración histórica de un cuadro verdadero de los hechos. Una afirmación sobre un hecho sólo es probable en la medida que lo sea el hecho al que se refiere. Las afirmaciones bien sustentadas sólo pueden referir a hechos que ocurrieron o no: deducción. Pero la posibilidad de sustentación de una afirmación determinada por los hechos no significa sustentación real. Se puede imaginar una afirmación verdadera cuyo grado de apoyo (certeza de veracidad) es muy pequeño.
El historiador entonces, acepta esas afirmaciones como ciertas y las incluye en el cuerpo de las relativamente verdaderas.
Para Adam Schaff: “el objeto de conocimiento es infinito”. Por lo tanto comprende al proceso de conocimiento, como un proceso de acumulación de las verdades parciales.
Tendencias historiográficas
Historia positivista: es aquélla en la que no importa el papel del historiador. Sólo estudia el papel de los jefes políticos y héroes; resaltando la importancia de los acontecimientos de importancia, como guerras y batallas y presta un especial cuidado en respetar el orden cronológico.
Historia social: investiga a la totalidad de la sociedad haciendo hincapié en los sectores más relegados; los olvidados (ancianos; obreros; mujeres; niños; indigentes). Comparte algunas características con la historia de las mentalidades.
Historia de las mentalidades: es el estudio de las estructuras de pensamiento de una sociedad que son las menos cambiantes a lo largo del tiempo.
La historia social y la de las mentalidades comparten las siguientes características: el historiador avanza por medio de problemas, teniendo en cuenta los hechos de masas y no tanto el acontecimiento destacado; la historia estudia el todo social y por lo tanto hay una sola historia.
Microhistoria: estudia sujetos concretos e individualizados; también estudia ámbitos regionales y locales reducidos. De este tipo de estudio se sacan conclusiones generales que enriquecen la historia.
BIBLIOGRAFÍA
• Braudel, F. La Historia y las Ciencias Sociales.
• Cardoso, Ciro. Introducción al trabajo de Investigación histórica.
• Hernández Sandoica, Elena. Tendencias historiográficas actuales.
• Schaff, Adam. Historia y verdad.
• Topolsky, Jerzy. Metodología de la Historia.
• Vilar, Pierre. Iniciación al vocabulario del análisis histórico.
viernes, 30 de septiembre de 2011
Material para 4º Año
LA REVOLUCIÓN CUBANA
1959-1962
ANTECEDENTES
• Habiendo dimitido Ramón Grau San Martín, en 1940, Batista se presenta como candidato de la Coalición Socialista Democrática en las elecciones y es elegido presidente, inaugurando su mandato el 10 de octubre de 1940. En dicho gobierno llegarían a participar algunos de los ministros del Partido Socialista Popular.
• En junio del mismo año se aprobó una nueva Constitución, que introdujo en la práctica política cubana un semiparlamentarismo; el Presidente era elegido por sufragio universal para un período de cuatro años; además potenciaba la intervención del Gobierno en la economía e introducía una red de Seguridad Social.
• Durante su tercer mandato Batista cooperó en la Segunda Guerra Mundial con los aliados y declaró la guerra a los países del eje.
• En 1944 se convocaron nuevas elecciones y fue reelegido presidente Ramón Grau San Martín.
• Tras ocho años de un gobierno bajo las presidencias de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarras, Batista era uno de los candidatos en las elecciones de 1952. No obstante, como algunas de las encuestas lo situaban en tercer lugar, el 10 de marzo de 1952, a escasos cuatro meses de las elecciones presidenciales dio un nuevo golpe, alegando una serie de razones pocos justificables, valiéndose de su liderazgo dentro de las Fuerzas Armadas y estando respaldado por ciertos sectores políticos del país.
• El proceso de Golpe de Estado atrajo la atención y la preocupación de gran parte de la población.
• El gobierno de Batista respetó los derechos de la industria estadounidense y el comercio cubano. La corrupción era gigantesca.
• En 1954 Batista convocaría elecciones en las que consiguió una amplia victoria tras la retirada de la oposición, en especial de Ramón Grau.
• En noviembre de 1958 se llevaron a cabo nuevas elecciones, resultando ganador Andrés Rivero Agüero, a quien, siendo el legítimo presidente de la República, no se le permitió tomar posesión del cargo.
• En 1950 obtuvo su diploma en leyes. En 1951 sucede el suicidió de Eduardo Chibás, líder del Partido Ortodoxo (reformista y anticomunista), con el que Castro había simpatizado desde sus años universitarios. En junio de 1952, se presentó por este partido como independiente, por una circunscripción de La Habana, como candidato al Parlamento, pero el golpe de estado de Batista derrocó al gobierno de Prío Socarras y anuló las elecciones. El golpe –reconocido por el gobierno estadounidense- provocó la desazón de Castro, quien utilizaría sus contactos con la juventud del Partido Ortodoxo para aglutinar a un grupo de jóvenes que protagonizarían en el futuro el asalto al Cuartel de Moncada.
• En marzo de 1952, Fidel Castro denunció a Batista ante un Tribunal de Urgencia por violar la Constitución. En ella exponía que los delitos cometidos eran competencia de aquel tribunal. Los tribunales rechazaron la demanda, por lo que Castro entendió que se legitimaba la lucha armada como única vía posible para derrocar la dictadura.
• El 26 de julio de 1953, Fidel junto a su hermano Raúl, intentaron asaltar el Caurtel de Moncada de valor estratégico por su posición, disponía de al menos 3.000 armas y se encontraba en Santiago de Cuba zona activamente opuesta al golpe dado por Batista.
• Capturado Fidel Castro fue sometido a juicio donde pronunció un celebre alegato contra la dictadura de Batista: “La historia me absolverá”.
• Castro fue condenado a 15 años de prisión pero se beneficio de un indulto y apenas salido de la cárcel, marchó al exilio.
• En México, junto a otros (su hermano y el “Che”) prepararon una operación para derrocar al régimen de Batista.
• El 25 de noviembre de 1956, una expedición de 82 hombres se embarcó en el yate Granma con destino a Cuba donde llegaron el 2 de diciembre.
• La embarcación encalló cerca de las playas siendo los revolucionarios localizados por la policía.
• Sólo 12 personas pudieron escapar de la matanza y pudieron refugiarse en Sierra Maestra
• Desde Sierra Maestra desarrollaron una guerra de guerrillas recibiendo apoyo de los campesinos maltratados por las fuerzas de Batista.
• En las ciudades no contaban con el apoyo de los sindicatos ni del Partido Comunista (obedecía a las órdenes de Moscú de Coexistencia Pacífica).
• De hecho una convocatoria a una huelga general el 9 de abril de 1958 fracasó y solo hubo unas pocas acciones aisladas.
• En marzo de 1958: Estados Unidos suspendió el suministro de armas al régimen de Batista.
• Batista convocó a elecciones (con fraude).
• Diciembre de 1958: el embajador de Estados Unidos Earl Smith comunicó a Batista que su gobierno no lo apoyaría más.
• El 1º de enero de 1959, Batista huyó de la isla. Ese mismo día, el Che Guevara y Camilo Cienfuegos entraban en la Habana y formaban un gobierno en el que estaban representadas todas las fuerzas.
• El 8 de enero Fidel Castro entró en la Habana.
• En 1959 el valor de las inversiones estadounidenses en Cuba –en azúcar, minas, empresas de servicios públicos, la banca y las manufacturas- superó las efectuadas por Estados Unidos en todos los demás países latinoamericanos excepto Venezuela.
• Estados Unidos también recibía alrededor de dos tercios de las exportaciones cubanas y suministraba aproximadamente las tres cuartas partes de sus importaciones. (Y el comercio exterior representaba más o menos dos tercios del ingreso nacional estimado de Cuba.
• El gobierno cubano proceso a muchos que habían servido al gobierno de Batista y sus fuerzas armadas; la mayoría de estos prisioneros fueron declarados culpables y muchos de ellos fueron ejecutados.
• Los procesos fueron muy criticados, tanto en Cuba como en Estados Unidos, porque se respetaron pocas de las garantías procesales que amparaban derechos de los acusados y también por la severidad de numerosas sentencias.
• Fidel Castro y otros líderes del gobierno cubano denunciaron a quienes les criticaban en los medios de comunicación estadounidenses (especialmente en los servicios radiofónicos) y en el Congreso de los Estados Unidos.
• El segundo factor importante fue el efecto que al principio surtió la revolución en las empresas estadounidenses que trabajaban en Cuba. La frecuencia de las huelgas aumentó en forma acentuada en 1959 porque los trabajadores aprovechaban la situación política que les era más favorable, para presentar reivindicaciones a los patronos. Las empresas de propiedad extranjera resultaron afectadas por estas huelgas y en algunos casos se planteó su posible expropiación.
• La ley de Reforma Agraria (promulgada en mayo de 1959) moderada en muchos aspectos, era también marcadamente nacionalista. El Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) se mostraba más dispuesto a intervenir en conflictos entre trabajadores y gerentes cuando las explotaciones agrícolas eran de propiedad extranjera, y a suspender la aplicación rigurosa de la ley en estos casos con el fin de expropiar la tierra de propiedad extranjera.
• Estos conflictos de carácter local deterioraron las relaciones de Estados Unidos con Cuba.
• Después de aprobarse la ley de reforma agraria se produjo, en junio de 1959, la primera crisis importante del gabinete, cuyo resultado fue la salida de los moderados.
• El día 11 de junio, Philip Bonsal, embajador de Estados Unidos, presentó una protesta oficial de su gobierno, que se quejaba de irregularidades y abusos que empresas de su país habían sufrido al tomarse las primeras medidas para poner en práctica la ley de reforma agraria.
• El jefe de las fuerzas aéreas, Pedro Luis Díaz Lanz, dejó su puesto a finales de junio y huyó a Estados Unidos, acusando a los comunistas de infiltrarse en el gobierno.
• El presidente, Manuel Urrutia, fue obligado a renunciar en julio y con ello quedó bien claro que el primer ministro, Castro, era el líder indiscutible de Cuba.
• Después de aprobarse la ley de reforma agraria se produjo, en junio de 1959, la primera crisis importante del gabinete, cuyo resultado fue la salida de los moderados.
• El día 11 de junio, Philip Bonsal, embajador de Estados Unidos, presentó una protesta oficial de su gobierno, que se quejaba de irregularidades y abusos que empresas de su país habían sufrido al tomarse las primeras medidas para poner en práctica la ley de reforma agraria.
• El jefe de las fuerzas aéreas, Pedro Luis Díaz Lanz, dejó su puesto a finales de junio y huyó a Estados Unidos, acusando a los comunistas de infiltrarse en el gobierno.
• El presidente, Manuel Urrutia, fue obligado a renunciar en julio y con ello quedó bien claro que el primer ministro, Castro, era el líder indiscutible de Cuba.
• Después de aprobarse la ley de reforma agraria se produjo, en junio de 1959, la primera crisis importante del gabinete, cuyo resultado fue la salida de los moderados.
• El día 11 de junio, Philip Bonsal, embajador de Estados Unidos, presentó una protesta oficial de su gobierno, que se quejaba de irregularidades y abusos que empresas de su país habían sufrido al tomarse las primeras medidas para poner en práctica la ley de reforma agraria.
• El jefe de las fuerzas aéreas, Pedro Luis Díaz Lanz, dejó su puesto a finales de junio y huyó a Estados Unidos, acusando a los comunistas de infiltrarse en el gobierno.
• El presidente, Manuel Urrutia, fue obligado a renunciar en julio y con ello quedó bien claro que el primer ministro, Castro, era el líder indiscutible de Cuba.
• 7 de agosto, el gobierno cubano expropió de todas las grandes empresas industriales y agrarias pertenecientes a estadounidenses.
• 17 de setiembre, se confiscaron todos los bancos estadounidenses.
• 19 de octubre; el gobierno de Estados Unidos prohibió las exportaciones a Cuba, exceptuando los alimentos y los medicamentos que no tuvieran subvencionados.
• El 29 de octubre, Estados Unidos retiró al embajador Philip Bonsal. Las relaciones diplomáticas entre los dos países se rompieron final y oficialmente durante los últimos días del gobierno de Eisenhower, en enero de 1961.
• En cambio las relaciones cubano soviéticas mejoraron visiblemente durante este período.
• El 9 de julio de 1960 el primer ministro Nikita Kruschev, declaró que los misiles soviéticos estaban dispuestos para defender a Cuba.
• El primer acuerdo militar oficial entre los dos países se firmó pocas semanas después de que la Unión Soviética prometiera que usaría todos los medios a su disposición para impedir una intervención armada de Estados Unidos contra Cuba.
• Como era previsible, esta creciente colaboración militar entre Cuba y la Unión Soviética intensificó la hostilidad del gobierno de Estados Unidos para con la Habana.
FUENTES
• * WIKIPEDIA
• * BETHELL, L. Historia de América Latina. Tomo XIII.
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