domingo, 15 de abril de 2012
Material para 5º Humanístico
MERCANTILISMO
Pillaje colonial y riquezas del Príncipe (Siglo XVI)
Las actividades de comercio, banca y finanzas florecieron en las repúblicas italianas en los siglos XIII y XIV: luego en Holanda e Inglaterra. Con el invento de la imprenta, los progresos de la metalurgia, el empleo de la hulla blanca, la utilización de los carros en las minas, un claro progreso en la producción de los metales y los textiles marca la segunda mitad del siglo XV; entonces comienza a fabricarse y utilizarse los primeros cañones y otras armas de fuego; la mejora en la construcción de carabelas y en la técnicas de navegación permite la apertura de nuevas vías marítimas.
En el mismo movimiento y basándose también en la descomposición del orden feudal, grandes monarcas reúnen, conquistan, tejen gracias a los matrimonios, forjan en la guerra imperios y reinos.
La efervescencia por la reforma de la Iglesia desemboca en la Reforma, que se convierte en una máquina de guerra contra el papa. La moral de la Edad Media predicaba el justo precio y prohibía el préstamo a interés; pero tal moral está ya seriamente dañada cuando Calvino justifica el comercio y el préstamo con interés antes de “convertir el éxito comercial en un signo de elección divina”.
Monarcas ávidos de grandeza y riquezas, estados luchando por la supremacía, comerciantes y banqueros alentados a enriquecerse: ésas son las fuerzas que animarán al comercio, las conquistas y las guerras, sistematizarán el pillaje, organizarán el tráfico de esclavos, encerrarán a los vagabundos para forzarles al trabajo.
En la confluencia de esta doble dinámica se inscriben los que la historia occidental denomina “grandes descubrimientos”.
En 1503, llega de las Antillas el primer cargamento de metales preciosos; en 1519 comienza el pillaje del tesoro de los aztecas de México; en 1534, el de los Incas del Perú. Como observaba Cristóbal Colón, “el oro es la mejor cosa del mundo, puede incluso enviar almas al paraíso”.
La producción de caña, para azúcar, ron y melaza, el comercio de esclavos negros, el pillaje y extracción de metales preciosos de América constituyen, a lo largo de todo el siglo, importantes fuentes de riqueza para España. El rey devuelve sus enormes préstamos extranjeros (para aligerar la carga, reduce obligatoriamente, en 1557, los dos tercios de los intereses que debe), y financia sus guerras; él, como los aventureros, los nobles y los comerciantes enriquecidos, compra a los comerciantes de Italia, de Francia, de Holanda y de Inglaterra; por oleadas, la abundancia de metales preciosos se ensancha al tiempo que se atenúa.
Riquezas del Príncipe y paradojas de la moneda
Al mismo tiempo que los metales se hacen más abundantes, los precios suben. En Europa occidental, el precio medio del trigo, que había aumentado poco entre el comienzo y la mitad del siglo, se cuadruplica en la segunda mitad.
Frente al desorden de monedas y de precios, los monarcas promulgan sus edictos: el edicto de Villers-Cotterêts (1539) prohíbe en Francia las coaliciones obreras; las leyes sobre los pobres, en Inglaterra, prohíben el vagabundeo y la mendicidad desde finales del siglo XV, a lo que debe añadirse, en la segunda mitad del siglo XVI, la creación de los workhouses, casas de trabajos forzados. Los gobiernos intentan también detener el alza de los precios: en España, la corona fija los precios legales máximos, sin éxito.
El análisis de J. Bodin, jurista angevino, según el cual “la causa principal y casi única” de la subida de los precios era “la abundancia de oro y plata que, hoy, es mayor que en ningún otro momento durante los cuatro siglos precedentes (…). La causa principal de la elevación de los precios es siempre la abundancia de lo que sirve para medir el precio de las mercancías”.
Esta explicación tenía la enorme ventaja de corresponder a un aspecto más importante de la realidad, permitiendo también evitar encausar otras fuentes de inflación: el lujo de los reyes y de los grandes, el coste de las guerras, la carga del endeudamiento, que hacían necesarias las sucesivas “elevaciones”.
Maquiavelo había formulado esta idea, de un modo algo provocativo, a comienzos del siglo: “En un gobierno bien organizado, el Estado debe ser rico y los ciudadanos pobres”.
En un primer movimiento, los gobiernos toman las medidas que dictan sentido común: intentan impedir que el oro y la plata salgan del reino: en España, desde comienzos del Siglo XVI, la prohibición de exportar oro y plata se dicta bajo pena de muerte; en Francia, se prohíbe la salida de numerario desde 1506, y de nuevo en 1540, 1548, 1574; en Inglaterra, se hacen dos tentativas, en 1546 y 1576, para someter el negocio de las monedas, e incluso de las letras de cambio, al control de los agentes gubernamentales: sin éxito.
Los reyes de España, de Francia y de Inglaterra tomaron medidas en este sentido: primera creación de manufacturas, monopolios o privilegios para nuevas producciones, prohibiciones o tarifas contra la entrada de mercancías extranjeras, interdicción de exportar materias primas.
Así, las ideas dominantes en este período, en materia económica, se vinculan estrechamente a la preocupación del Príncipe: es preciso asegurar la riqueza del Príncipe, para sí, pero también para financiar las incesantes guerras. Las fórmulas son simples: impedir que salgan los metales preciosos prohibiendo su salida y limitando las importaciones de lo que no es necesario al Reino; una y otra conducen a alentar la producción nacional.
Con la afluencia de los metales preciosos de América y el desarrollo de las producciones, en Europa ha progresado el comercio: con el trabajo forzado en América (en especial para la producción de azúcar) y el descenso de los salarios reales ligado a la inflación europea, se ha desprendido un excedente suplementario; con el comienzo de las enclosures en Inglaterra se ha liberado cierta mano de obra: vagabundos, mendigos perseguidos, encarcelados y disponibles. Las burguesías mercantiles y bancarias se refuerzan. Tras Venencia y Florencia, Amberes, Londres, Lyon y París se desarrollan sobrepasando los cincuenta mil e, incluso, los cien mil habitantes.
Lo antiguo y lo nuevo
Hablando sólo de las formaciones sociales donde florecerá el capitalismo, lo antiguo sigue predominando: población esencialmente rural, producción principalmente agrícola, intercambios relativamente restringidos (gran parte de la población vive en régimen de autosubsistencia). La renta (en trabajo, en especie o en dinero) se toma de la gran masa campesina en provecho del clero, de la nobleza y del Estado Real: a través de sus gastos permite la acumulación de fortunas privadas a grandes negociantes y banqueros.
Las dos formas principales de acumulación son:
- Una acumulación estatal (manufacturas reales, carreteras reales, puertos…);
- Una acumulación burguesa (fortunas privadas, moneda, metales preciosos, bienes inmobiliarios).
Lo nuevo es el fabuloso pillaje de América que se analiza en dos flujos ligados:
- El pillaje de los tesoros encontrados (trabajo muerto acumulado en la extracción de metales preciosos y la fabricación de obras de arte);
- La nueva producción de valor (trabajo forzado y esclavitud) bien en las minas de oro y plata, bien en los cultivos (caña de azúcar, etc.).
Conquista, pillaje, exterminio: ésta es la realidad de donde brota la afluencia de metales preciosos hacia la Europa del siglo XVI.
En el siglo XVI se ponen en marcha y se desarrollan las condiciones para el desarrollo ulterior del capitalismo: burguesías bancarias y mercantiles que disponen a la vez de inmensas fortunas y redes bancarias y financieras; Estados nacionales que disponen de medios de conquista y dominio; una concepción del mundo que valora la riqueza y el enriquecimiento. Sólo en este sentido puede fecharse en el siglo XVI la era del capitalismo. Pero es precisa una visión moderna, iluminada por el conocimiento del desarrollo ulterior del capitalismo industrial para distinguir y denominar el “capitalismo mercantil” del siglo XVI que no es, todavía, más que el embrión de lo que más tarde podrá denominarse capitalismo.
FUENTE: BEAUD, Michel. Historia del Capitalismo. De 1500 a nuestros días.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario