viernes, 20 de mayo de 2011

Material para 4º Año

LA UNIÓN EUROPEA

El proceso de unificación de Europa occidental, caracterizado por numerosas demoras, rodeos y rupturas, extrajo dinamismo político de la unión de Francia, la República Federal de Alemania, Italia, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo para formar la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA) en 1951. El proyecto ligado a la CECA de una Comunidad Europa de Defensa excluía desde un principio a los países neutrales; también Gran Bretaña hubo de quedarse fuera debido a las diferencias franco-británicas en cuanto al papel de los Estados Unidos, a pesar de la idea de un ejército europeo que había sido concebida por Churchill.
El tratado de Roma del 25 de marzo de 1957, por el cual nacieron la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de Energía Atómica (Euratom) se propuso como objetivo la libre circulación de mercancías (Unión Aduanera), la libre “circulación de personas” (libertad en la elección de lugar de trabajo y de residencia). Las demás intenciones en política de ordenamiento sólo se concretaron en el sector agrario y en la política de comunicaciones. El Euratom debía coordinar la investigación nuclear y el empleo de la energía nuclear con fines pacíficos.
Las esperanzas de que Europa occidental pudiese constituirse a la larga en la tercera fuerza política junto a las superpotencias se basaban en la confianza en un proceso dirigible conforme a la economía de mercado de la Unión Económica que, por sus resultados, habría de extenderse necesariamente a otros ámbitos políticos para desembocar en una unión política.
La unión aduanera se llevó a cabo mediante reducciones aduaneras por etapas en el interior desde 1959 y mediante una tarifa exterior común hasta julio de 1968. La reconducción de las corrientes comerciales a favor de CEE, reflejada en la mejora de la balanza de pago de los Estados miembros en el aumento del intercambio de productos dentro de la Comunidad, impulsó al presidente de los Estados Unidos, J.F. Kennedy, a integrar también el comercio mundial en la política exterior americana de nueva fórmula. Con el lema de la “amistad atlántica”, los Estados Unidos trataron de conseguir reducciones aduaneras en el comercio con Europa occidental, las cuales se hicieron realidad dentro del marco del General Agreement o Tariffs and Trade (GATT, desde 1947) en dos etapas: 1961-1962 (Dillon round) y 1964-67 (Kennedy round).
Un tratado de fusión, que entró en vigor el 1 de enero de 1967, incluye a la CEE, la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero y el Euratom dentro de la Comunidad Europea, en la que Dinamarca, Italia y Gran Bretaña (antes miembros de la EFTA acogió a Islandia en 1970; desde 1978 existió un grupo de trabajo conjunto entre la EFTA y Yugoslavia. Después de que hubieran fracasado en 1959 los esfuerzos por crear dentro de la Organización Europea de libre comercio, Gran Bretaña siguió adelante con el proyecto de una pequeña zona de libre comercio instituida a través de reducciones aduaneras y abierta también por ello a los países neutrales. La Convención de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) sería firmada el 20 de noviembre de 1959 por Dinamarca, Gran Bretaña, Noruega, Austria, Portugal, Suecia y Suiza. Teniendo en cuenta el fraccionamiento geográfico de la EFTA, sólo Escandinavia constituía un espacio cerrado. Finlandia se unió en 1961 a la zona de libre comercio al renunciar a sus relaciones especiales con el Comecon, fijadas en 1973 en un tratado de cooperación multilateral, económica, científica y técnica.
En 1959 Europa se hallaba dividida en tres partes desde el punto de vista de la política comercial, pues además de la CEE y de la EFTA existía también un grupo de “países europeos en desarrollo”: Islandia, Irlanda, Grecia, Turquía y España.
En vista de los éxitos logrados por la CEE, Irlanda, Gran Bretaña, Dinamarca (1961) y Noruega (1962) trataron de iniciar conversaciones acerca de su ingreso, interrumpidas por el presidente francés De Gaulle en su conferencia de prensa el 14 de febrero de 1963 con su famosa frase “Inglaterra no está preparada para entrar en el Mercado Común”. La aparición a desempeñar el papel de gran potencia independiente dominó también la política europea gaullista. Por una parte, Francia dependía del potencial económico de la Europa occidental continental, principalmente de la República Federal de Alemania; por otra parte, y por tal aspiración no podía aceptar la competencia de Gran Bretaña “atlántica” ni tampoco ceder a la voluntad de integración de los “europeos”, sobre todo en la Comisión. Así, con la política de “silla vacía” en el Consejo de Ministros en 1965-66, y el rechazo de la segunda tentativa de ingreso en 1967, Francia provocó una grave crisis en las comunidades europeas, fundidas entretanto en una sola comisión. Para la vuelta de Francia el Consejo de Ministros, que hasta ese momento había tomado sus decisiones por mayoría, los restantes países de la CEE pagaron en enero de 1966 un alto precio por su aprobación de principio de unanimidad “en caso de intereses vitales”.
La ampliación de la CEE en 1973 y 1981, el proyectado ingreso de España y Portugal, las diferentes tasas de inflación y fluctuaciones monetarias, las desigualdades regionales y, en buena medida la relación con los países del Tercer Mundo que dependen de la exportación de productos agrícolas se han convertido en una carga adicional para el mercado común agrario. Cierto es que la integración avanzada es la que ha tenido lugar en este campo; en el presupuesto de la CEE, de un importe total de 37.000 millones de marcos alemanes (1979), sólo la agricultura consume las tres cuartas partes, de las cuales, a su vez, la parte del león recae en las medidas de protección de los precios. La disputa surgida en 1979 en Gran Bretaña y los restantes países de la CEE acerca de la redistribución de la financiación del presupuesto comunitario hizo más que patente la necesidad de una reforma del mercado agrario comunitario.
Tras el debilitamiento a consecuencia de los disturbios de mayo de 1968 y retirada del general De Gaulle, Francia adopto una actitud más conciliadora. En la cumbre de La Haya de 1969, el presidente Pompidou dio luz verde a las negociaciones para el ingreso en la CEE), los países restantes del EFTA mantuvieron la zona de libre comercio firmando con la CEE, a excepción de Finlandia, un acuerdo preferencial.
La ampliación de la Comunidad Europea y el impulso inicial para la unión económica y monetaria coincidieron con la primera ofensiva de precios del crudo de los países exportadores de petróleo en el otoño de 1973 y con la crisis económica mundial provocada por ella. El informe del Club de Roma –organización informal de científicos e industriales prestigiosos-, aparecido en 1972, acerca de la “situación de la Humanidad” agudizó la toma de conciencia de una amplia capa de la opinión pública sobre los peligros del crecimiento de la población mundial del consumo de materias primas no regenerables y de la contaminación ambiental. El anunciado “fin de la sociedad del desarrollo” hizo nacer en muchos el deseo de “escapar” de la sociedad moderna para retirarse al supuesto idilio de las formas de vida preindustrial en el entorno abarcable de la propia región o provincia. La falta de diálogo entre los partidarios de tales “contraculturas” –principalmente jóvenes- y de los defensores de la sociedad tradicional de consumo y logro ha favorecido en muchos países de Europa Occidental un clima de violencia que, entre tanto, también ha alcanzado a “islotes de tranquilidad” como Suiza.
La coyuntura favorable y el pleno empleo provocaron a fines de la década de 1950 un gran movimiento emigratorio de trabajadores extranjeros de las regiones económicamente menos desarrolladas hacia los países más industrializados: República Federal de Alemania, Francia, Suiza, Gran Bretaña, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Suecia. Lo determinante, por parte de los emigrantes, era el deseo de obtener mejores salarios y por parte de los empresarios de Europa occidental, la necesidad de mano de obra suplementaria, sobre todo de peones. A mediados de la década de 1960, Suiza registraba el porcentaje más elevado de extranjeros dentro de la población. Pero en tanto que la integración de trabajadores cualificados y culturalmente “similares” de Europa occidental no ocasionó apenas problemas, como lo demuestran los ejemplos de alemanes y franceses en Suiza o de finlandeses en Suecia, la afluencia de argelinos a Francia, de turcos a la República Federal y de trabajadores de color de los países de la Commonwealth a Gran Bretaña encerraba un considerable potencial de conflictos sociales no sólo con respecto a la integración estatal (lengua, escolarización de los hijos de los trabajadores extranjeros, vivienda), sino también con respecto a los trabajadores autóctonos y a los sindicatos. El hecho de que los emigrantes ocupasen, por regla general, puestos de trabajo rehuidos por los trabajadores del país de acogida dio lugar al nacimiento de un nuevo proletariado que, debido a su diferente manera de ser cultural y étnica, vivía en un gueto social. En los países de origen con la emigración se resolvió ciertamente a corto plazo más de un problema social, pero a la larga se consolidó el subdesarrollo. Con el aumento de las cifras de desempleo desde 1973, los gobiernos europeos occidentales trataron de frenar o cortar, por distintos caminos y con diferentes resultados, la afluencia de trabajadores extranjeros afectados, sino también los empresarios de las ramas que no podían prescindir ya de los trabajadores extranjeros.

lunes, 16 de mayo de 2011

Material para 4º Año


LA UNIFICACIÓN DE EUROPA
- ¿Qué es la integración económica?La integración económica es la organización de un grupo de países con el fin de mejorar el intercambio comercial en el marco de sus territorios. Los objetivos principales son la eliminación de los obstáculos al comercio y a la libre circulación de bienes, mercancías y personas; la reducción de los costos de transporte, así como la implementación de políticas comunes en distintos sectores de la economía. La integración de bloques supone privilegiar el comercio por proximidad o contigüidad física, por lo que se establecen también tarifas o aranceles externos a los países no miembros. Al establecerse políticas comunes para distintos sectores de la actividad económica, incluso para el área educativa, se busca no sólo incrementar el comercio entre los países miembros, sino también alivianar los riesgos que generan situaciones de incertidumbre en la economía global.

- Los mecanismos de integración
Área de aranceles preferenciales: se caracteriza por la reducción de aranceles entre dos o más países. Esta reducción cubre apenas algunos productos.
Área de libre comercio: se caracteriza por la reducción parcial total de aranceles entre los miembros que integran el bloque; cada país conserva sus aranceles externos en relación con los miembros. El libre comercio entre los países socios queda limitado a los productos que contengan poco o ningún componente importados de afuera del área.
Unión aduanera: se caracteriza por la liberación del comercio recíproco de todos los bienes producidos por los socios y la adopción de una política arancelaría común en relación con el resto del mundo. Las normas arancelarias son comunes.
Mercado común: se caracteriza por la libre circulación de bienes, servicios y factores; además por la ubicación de un arancel exterior común. Los países miembros deben armonizar sus políticas nacionales para garantizar la libre movilidad del trabajo y capital.
Unión Económica: es el grado más elevado de integración. Se caracteriza por conformar un mercado común donde, además, existe una moneda única y total armonización de las políticas económicas de los países miembros.

- Proceso de unificación de Europa
Después de la guerra, algunos dirigentes europeos consideraron que era conveniente ensayar alguna forma de unificación de los países de Europa occidental. Después del fracaso de algunas tentativas demasiado ambiciosas, el proceso de unificación se inició en 1952 con un acuerdo entre seis países (Francia, Alemania Occidental, Bélgica, Holanda, Luxemburgo e Italia- que constituyeron la Comunidad Económica Europea (CEE) –también conocida como Mercado Común Europeo-. Posteriormente se fueron incorporando otras naciones europeas y se fue ampliando la esfera de atribuciones de los organismos comunitarios.

- La Unión Europea
En 1957 se creó la Comunidad Económica Europea. Se conformó como una Unión Aduanera que se basaba en la libre circulación de mercancías, personas, capitales y servicios, y que también coordinaba políticas de transporte, comerciales y agrícolas. En 1987, se firma el Acta Única Europea, que agrega políticas medioambientales, de investigación y desarrollo científico-tecnológico.
En 1992, con la firma del Tratado de Maastrich, se proyecta la unión económica y monetaria; se amplía todavía más la integración a través de la libre circulación sin fronteras, la unión monetaria, la política de ayuda a las regiones menos desarrolladas de la Unión y las políticas comunes en materia de defensa y relaciones exteriores con otros países. Más adelante se establecen medidas sobre el desempleo y los derechos de los ciudadanos miembros. Los integrantes de la Unión pueden tener residencia y trabajo en cualquiera de los países miembros, para lo cual se establecen la ciudadanía europea y el pasaporte único.
En 1999 queda establecida la unión económica y monetaria, se concreta la creación del Banco Central Europeo y la moneda única (el euro). Algunos países, como Gran Bretaña, Dinamarca y Suecia, no están de acuerdo con esta unificación monetaria; otros como Grecia, no cumplen con los requisitos mínimos que establece el Tratado de Maastrich. La Unión Europea no puede asegurar un desarrollo parejo y equilibrado de los Estados miembros. De hecho, cada uno presenta un desarrollo socioeconómico específico. Las ayudas obtenidas por el Fondo de Desarrollo Regional (FEDER) desde 1975 no han logrado revertir las diferencias. Tal es el caso de Portugal, Grecia y –en menor medida- España, que tienen un perfil productivo y tecnológico más rezagado.

- Nacimiento de la moneda comúnEl surgimiento del euro acarreó la aparición del mayor mercado importador y exportador del mundo, con cerca de 300 millones de habitantes de buen poder adquisitivo.
El nacimiento del euro no fue fácil: se dio en un marco de puja entre Francia y Alemania por la designación del titular del nuevo Banco Central Europeo, a cargo del promisorio panorama financiero y económico.
El Banco Central Europeo, finalmente con sede en Frankfurt, tendrá por misión “el mantenimiento de la estabilidad de los precios” o sea controlar la inflación, para lo cual debe definir y poner en práctica la política monetaria única.
El euro es la moneda común que acordaron adoptar once países de la Unión Europea: Alemania, Francia, Italia, España, Bélgica, Holanda, Irlanda, Portugal, Austria y Finlandia y Luxemburgo. Todos ellos sujetos a cumplir estrictas metas en materia de déficit fiscal, inflación, tasas de interés y deuda pública
Tuvo vigencia desde el 10 de enero de 1999 pero sólo para una serie de operaciones que no requieren la presencia física de monedas y billetes.
El reemplazo de las denominaciones en papel metálico comenzó tres años después, al iniciarse el año 2002 y durante seis meses coexistieron el euro y las monedas nacionales hasta su extinción el 10 de julio de 2002.
A partir de la creación del euro, la responsabilidad de la política monetaria de la Unión Europea corresponderá al Sistema Europeo de los Bancos Centrales, que comprende el principal organismo ejecutivo, el Banco Central Europeo y, como entidades operativas, a los distintos bancos centrales de los once países que participan en la moneda común.

- La asfixia de la integración económica europea
Si cuando terminó la Primera Guerra Mundial Europa Occidental podía abrigar todavía una esperanza en cuanto a su relativo poderío económico, a la terminación de la segunda fue evidente que las dos potencias dominantes serían en el futuro Estados Unidos y la URSS. . Se multiplicaron los proyectos de cooperación, con la creación sucesiva de la OECE. , del Consejo de Europa, de la UEO. (Unión de Europa Occidental), etc. Pero muy pronto se planteó el problema en el plano económico de una oposición entre dos concepciones: una, tradicional, la del Reino Unido, que defendía la integración en una vasta zona de librecambio, sin pérdida alguna de soberanía nacional; la otra, políticamente más ambiciosa, la de la unión económica, cuya primera etapa consistiría en afirmar una personalidad propia para la constitución de una unión aduanera. Por lo tanto, la divergencia era doble, ya que por una parte concernía a la cuestión supranacional y, por otra, a la de la apertura al resto de la zona occidental. La actitud que se adoptara respecto de los cambios agrícolas habría de servir como test para dar a conocer las preferencias nacionales, a las que el apego británico por el libre cambio excluía de los acuerdos que se establecieran, mientras que la voluntad francesa de integrar las constituirá el motor esencial de una política verdaderamente comunitaria.

- La solución de la unión aduanera
La experiencia piloto de la CECA. (1951-1958): paradójicamente, la crisis del carbón, que comienza hacia 1959, y sobre todo en Bélgica, llevará a la CECA. a cumplir una etapa más en la vía de la integración económica. En efecto, la principal preocupación ya no será la de la competencia en dos ramas, el carbón y el acero, de tendencia marcadamente monopolista (al contrario, con el fin de resistir a la competencia de los “gigantescos” grupos extranjeros, se autorizarán nuevamente las fusiones), sino de acompañar con una política comunitaria las operaciones de reconversión.
La dinámica de la Unión aduanera: con el nacimiento de Euratom, pero sobre todo con el de la CEE., la unión europea se generalizara. En efecto, progresiva y simultáneamente, se irán suprimiendo las restricciones internas a los intercambios, al paso que respecto de países ajenos a la sociedad, se establecerá una política comercial común cuyo símbolo es la tarifa aduanera externa común.
Se pone en práctica una política comercial común respecto a los terceros. En primer lugar, las tarifas aduaneras se ordenan en tres etapas -1961,1963,1968- tras la tarifa aduanera exterior común, que originariamente se calcula simplemente como la medida aritmética de los derechos más elevados y los más bajos.
La dinámica de la unión aduanera se extendió sólo a partir del 1º de enero de 1973 a los tres nuevos adherentes: Reino Unido, Irlanda y Dinamarca, mientras que Noruega se retira después del referéndum sobre la ratificación de la adhesión. Se prevé que en cinco años (13/12/1977) se complete el libre cambio entre los Nueve, y que otro tanto ocurra con la protección exterior común. Con todo, se proyectan reorganizaciones entre el Reino Unido y Nueva Zelanda, para los productos lecheros y, por otra parte, el reintegro de la Comunidad de los derechos y descuentos percibidos por el Reino Unido, a fin de limitar su contribución financiera, lo que se reafirma en la conferencia cumbre de Dublín en el marco de la “renegociación” que reclama el gobierno británico como paso previo a la confirmación de su adhesión por el referéndum en 1975.
Así, la CEE. constituye con mucho, la primera potencia comercial del mundo, ya que la parte del comercio que le corresponde sobrepasa el 30 % para los seis, y el 40 % para los nueve. Además, hasta 1970, los intercambios intracomunitarios aumentaron más rápidamente que los intercambios con los terceros países, llegando a representar para los seis Estados miembros cerca de la mitad de su comercio total, contra menos de la tercera parte en 1958.
La unión aduanera es el origen directo, no ya sólo de la política exterior común, sino también de las políticas de competencia, de armonización de sistema de fiscalidad indirecta, y más aún de la política agrícola. La política de la competencia fue la primera que se abordó mediante la aplicación de los artículos 85 y 86 del Tratado de Roma concerniente al control de los acuerdos y de las posiciones dominantes, a fin de que las reglas fueran idénticas en un mercado único: la Comisión dispone así, de un derecho de inspección sobre los grupos de la CEE. . En lo que respecta al impuesto del valor agregado, su generalización en Europa entre 1968 y 1970, con un retraso hasta 1972 en el caso de Italia, se debió a la preocupación por evitar distorsiones fiscales en las fronteras.
La política agrícola es la condición indispensable para la extensión de la unión aduanera a la agricultura. En efecto, los precios agrícolas no son sólo precios de “mercado”, sino precios “políticos” determinados por las autoridades nacionales. Unificar los mercados agrícolas en el marco de la Unión aduanera suponía, pues, el paso previo de un acercamiento de los sistemas de garantía de precio. Es precisamente lo que se hizo, producto por producto, entre 1962 y 1970.
Por otro lado, gracias al fondo Europeo de Desarrollo (FED) se pudo desarrollar una ayuda exterior a favor de los Estados asociados del Tercer Mundo, pero la misma fue muy limitada en comparación con las acciones nacionales propiamente dichas.

- La solución de la zona de libre cambioA partir de 1956, el Reino Unido y los países de Europa del Norte, que comercialmente están más ligados a aquél, tomaron la iniciativa de proponer en el marco de la OECE:, la constitución de una gran zonas de librecambio, ampliamente abierta al exterior, puesto que no estaría dotada de tarifa aduanera exterior común.
Después de la creación del Mercado Común, siete Estados (Reino Unido, Suecia, Noruega, Dinamarca, Suiza, Austria y Portugal) firmaron, el 20 de noviembre de 1959, la Convención de Estocolmo, que creaba la Asociación Europea de Librecambio (AELE.). Finlandia habría de asociarse en 1961 y adherirse plenamente en 1964. Islandia hizo lo propio en 1970.
La AELE. se presenta como una asociación muy flexible, sin institución comunitaria, con excepción del Consejo, órgano deliberativo formado por los representantes de todos los Estados miembros. Pero, contrariamente a lo que ocurrió en la CEE., no se puso en práctica en todo ese tiempo ninguna tarifa aduanera exterior común, y cada país miembro quedaba en plena libertad en cuanto a su política exterior respecto de los países terceros, práctica que debía oponerse a las “desviaciones de tráfico”. Sin embargo, para evitar que los Estados miembros más abiertos al resto del mundo constituyeran una verdadera “puerta de entrada” al conjunto de la zona, se dictó una precisa reglamentación acerca del origen de los productos, que excluía del librecambio los productos en mero tránsito, inclusive aquellos que, transformados en el interior de la zona, tuvieran una parte de materia prima conveniente del exterior superior al 50 % del valor total. Poco a poco se desarrolló una unificación de las reglas relativas a las prácticas de competencias y a la reglamentación de los productos (normas, etiquetado, por lo demás, de coordinar las políticas nacionales.
Con la adhesión de dos de los miembros de la CEE. (Reino Unido, Dinamarca) la fisonomía de la zona de librecambio sufrió una profunda modificación. En primer lugar, porque creció sensiblemente el peso relativo de los países escandinavos. Además, y sobre todo, porque la firma de acuerdos de librecambio con la CEE., el 22 de julio de 1972, que habría de conducir cinco años después a la extensión del librecambio industrial salvo las excepciones para los productos denominados sensibles, al conjunto de Europa Occidental, le hizo perder lo esencial de su personalidad. Pero todo ello se mantiene, por cierto, en la línea originaria de la AELE., concebida desde su mismo inicio como una primera etapa hacia la constitución de una gran zona de librecambio.


FUENTES

• DELFAUD, P.; GERARD C. L.; GUILLAUME, P.; LESOURD, J.A.. Nueva Historia Económica Mundial (siglos XIX y XX). Ed. Vicens-Vives. Barcelona. 1980.
• Portal SEDNA

viernes, 6 de mayo de 2011

Material para 2º 8 Liceo Nº 2 "Prof Héctor Almada"


El Mercantilismo

Jean-Baptiste Colbert

EL MERCANTILISMO
El mercantilismo constituye un conjunto de doctrinas económicas, poco sistematizadas (aunque con rasgos comunes) que se desarrolla en Europa y sus colonias a lo largo de los sigos XVI, XVII y XVIII.

Sus principales características son:
• Considera que la riqueza de un país depende de la cantidad de oro y plata atesorable dentro de sus fronteras.
• Para acumular oro y plata es necesario incentivar las exportaciones y reducir las importaciones. Para conseguir esto último, se establecen altas tasas aduaneras que graven los productos extranjeros y disuadan a los compradores.
• Para poder exportar es necesario impulsar las manufacturas. Éstas han de estar sometidas a una estricta reglamentación estatal.
• El comercio ha de desarrollarse mediante la creación de compañías dependientes del Estado.
• A fin de conseguir los mencionados objetivos la economía ha de ser regulada por el Estado.
Su principal valedor fue Colbert, ministro de Luis XIV de Francia.